Casi 60 años después de haberse acuñado como concepto de las ciencias sociales, el “imaginario colectivo” llega a este 2021 y, con un sencillo cambio en el orden de las palabras que lo conforman, podrían encajar a la perfección con algunas de las decisiones o pensamientos, cercanos a la gestión municipal, que se pretende para los habitantes de la provincia. En ese sentido, y hablando exclusivamente de los anuncios llevados a cabo por el gobierno provincial sobre Rioja Bus y el boleto estudiantil en días de la semana pasada, un “colectivo imaginario” es lo que, a priori, parecería ser la opción del gobierno municipal para que los riojanos y las riojanas (no)puedan movilizarse. Y cuando hablamos de colectivo imaginario, la referencia es precisamente esa, algo que solo se puede imaginar y que no existe ni, quizás, existirá, lo que es aun mas preocupante para todos los habitantes de la provincia. La pregunta que surge entonces es, ¿en qué se deberían seguir trasladando todos los riojanos y riojanas?
La defensa de intereses, que poco tienen en común con los de quienes realmente utilizarán el servicio, expuesta por dirigentes sindicales o miembros del concejo deliberante afines a la Intendenta Inés Brizuela y Doria, no hacen más que poner nuevamente en evidencia la falta de empatía de algunos dirigentes para con el pueblo riojano, a los que ahora intentarían quitarles la posibilidad de acceder a los servicios de Rioja Bus. Y al hacer foco entre los perjudicados, la decisión de obstaculizar el servicio es aun mas increíble.
Los jóvenes, que son el futuro de la provincia y del país, y que buscan mediante el estudio el crecimiento y la superación personal, se verían afectados de sobremanera en la posibilidad de un traslado sin costo que se vería trunco por decisiones que son poco comprensibles si apelamos a la “sensibilidad humana” de quiénes deberían abogar por el bienestar de todos los ciudadanos de la provincia.
¿Qué decir de los jubilados que abonarían la mitad del costo del boleto? Muchos de ellos, debiendo trasladarse por cuestiones de salud, también se verían imposibilitados de acceder a un beneficio que implicaría un importante ahorro y una posterior mejor calidad de vida para quienes han estado aportándole a la provincia su granito de arena durante tantos años.
Y sin caer en sentimentalismos ante los que cualquier persona podría sucumbir al pensar en los jóvenes y en los abuelos, la cuestión económica también cumple su factor de importancia en esta cuestión. Y por ello debe ser mencionada. En momentos en los que la economía, por razones obvias y de publico conocimiento mundial, se reactiva de manera lenta, la posibilidad de tener un transporte publico de primera línea a un costo realmente bajo para los montos que se manejan en el resto del país, también funcionarán como “salvavidas” para muchos que deben recurrir a otros medios para llegar a sus trabajos o cumplir con sus responsabilidades, lo que implica la perdida de una gran parte de su poder adquisitivo solamente en “viajes a…”
¿Realmente quién podría pensar que Rioja Bus y el boleto estudiantil no son una gran noticia para todos los riojanos y riojanas? Al punto de querer evitar el comienzo del funcionamiento de la empresa en pos de entorpecer, no una gestión provincial, sino el futuro económico, social y cultural de una provincia que, luego de varios de años, cuenta con el apoyo y la venia del Estado Nacional para ser uno de los pilares fundamentales de la Argentina Pospandemia.
Por el momento, el “colectivo imaginario” parecería seguir siendo la idea de la gestión municipal en cuanto al traslado de todos los riojanos y riojanas. Desde otro lugar, se elige imaginar que los colectivos de Rioja Bus, seguirán el sendero de beneficios que la provincia viene instalando para mejorar la calidad de vida de todos quienes habitan La Rioja. Al fin y al cabo, el compromiso, además de político, siempre debe ser social. Por y para la gente.