Se trata de un trastorno más habitual de lo que se cree. Se puede detectar y hay varias usar estrategias para afrontarlo de manera que no limite nuestra vida.
Algunas veces podemos padecer fobias sin saberlo y una de ellas es la neofobia. Desconfiar frente a lo desconocido nos protege de potenciales peligros, pero cuando se generaliza impide abrirnos a nuevas experiencias y eso es lo que se conoce como neofobia o miedo a lo nuevo y representa uno de los temores más frecuentes y extendidos entre la población.
Aprender a reconocerla y saber cuáles son sus posibles causas, es fundamental para poder afrontarla. Por todo ello, es importante conocer las manifestaciones de este temor y sus desencadenantes más habituales, señaló la psicóloga madrileña Gloria Redondo, quien explicó de qué se trata y cómo se manifiesta.
La experta dijo que temer a lo nuevo es una alteración psicopatológica que se caracteriza por un terror irracional y desproporcionado a cualquier situación o estímulo novedoso. El origen de esta palabra es griego y se compone de neos (nuevo) y fobos (miedo). En general, los seres humanos preferimos los escenarios que conocemos, al término que mostramos cierta incomodidad ante lo que es extraño o inédito para nosotros. En consecuencia, el miedo a lo desconocido nos hace reaccionar de forma desmedida y causa limitaciones en la vida cotidiana.
Cualquier tipo de acción que provoque un cambio en la rutina generará una angustia desbordante. Por ejemplo: el primer día de trabajo, una mudanza o empezar una actividad son situaciones imposibles para una persona con esta fobia. El trastorno puede presentarse en cualquier momento del ciclo vital, aunque aquello a lo que se tiene temor depende de las demandas de cada etapa.
Los síntomas de la neofobia
En principio, los tipos de ansiedad se pueden descomponer en tres áreas: corporal, cognitiva y motora. Esto se conoce como el triple sistema de respuesta. El primero hace referencia a cómo se siente en el cuerpo la emoción, el segundo son los pensamientos que la ansiedad genera y el componente motor son las conductas o lo observable. Partiendo de este planteamiento, los síntomas del miedo a lo nuevo son:
- Corporales: taquicardias, sensación de opresión en el pecho, tensión muscular, sudoración, dolor de cabeza, temblores, sentir un nudo en el estómago.
- Cognitivos: creencias catastrofistas, pensamientos negativos, bucles de rumiación o sensación de bloqueo mental.
- Desde hace algunos años, cobró relevancia la aplicación de la exposición a través de medios tecnológicos, como la portamientos supersticiosos.
Ejemplos del miedo a experiencias desconocidas
Dentro de esta fobia están dos experiencias muy relacionadas y que seguro que nos son familiares: el miedo al éxito y al fracaso. Ambas comparten que la ansiedad circula en torno al resultado frente a una circunstancia desconocida. Además, se hace presente en situaciones en las que nos sentimos evaluados. Podemos tener pánico bien a no saber gestionar el éxito, a decepcionar a los demás o a nosotros mismos si fallamos.
El deporte es un escenario muy propicio para desarrollar el miedo al fracaso. Muchos atletas de todos los niveles de rendimiento lo sufren, en especial, quienes están acostumbrados a ganar, pues perder es algo desconocido. También se encuentra la neofobia alimentaria, un tema de frecuente consulta en pediatría y que atrajo la atención de los investigadores en los últimos años.
Esta es la ansiedad que provocan los alimentos desconocidos y, por consiguiente, el rechazo a comerlos. A muchos padres les desespera el tema de la comida con sus hijos, y es comprensible. De acuerdo con un artículo publicado en la Revista Nutrición Hospitalaria, tal fobia está asociada a dietas menos nutritivas y mayor porcentaje de obesidad infantil.
Ese mismo artículo señala que, para el tratamiento, la estrategia principal es la exposición del niño a los nuevos alimentos. Se puede realizar involucrándole en la preparación de las comidas, o también a través de los padres. En otras palabras, si estos aumentan la variedad en su dieta, es más probable que el menor esté en contacto con alimentos que normalmente rechaza.
Qué se puede hacer al respecto
Por muy intensas o incapacitantes que sean las fobias, la buena noticia es que existen formas de tratarlas. En el caso del miedo a lo nuevo, lo primero de todo es aprender a reconocerlo y no solo los síntomas, sino también qué lo desencadena. Para ello se necesitará desarrollar una mayor conciencia de nosotros y prestar más atención lo que ocurre en nuestro interior.
El siguiente paso es afrontar la ansiedad. Con este propósito, la terapia cognitivo-conductual es la más estudiada y la que resulta más eficiente; dentro de esta terapia destaca la técnica de exposición. Exponer significa estar en contacto, directo o imaginado, con eso a lo que se le tiene miedo. Es una de las técnicas más eficaces, ya que permite la habituación a la ansiedad, al mismo tiempo que la persona comprueba por ella que no ocurre lo negativo que anticipa. No obstante, para que sea efectiva hay que aplicarla de forma continuada y prolongada.
Desde hace algunos años cobró relevancia la aplicación de la exposición a través de medios tecnológicos, como la realidad virtual. Esta modalidad resulta interesante para la creación de situaciones a las que es difícil exponerse en vivo. De acuerdo con lo que señala un estudio realizado por la Universidad de Concepción, el uso de realidad virtual en el tratamiento de los trastornos de ansiedad resultaría eficaz, con una relación dosis-respuesta: cuantas más sesiones, más beneficios se conseguirían.