En 2024, Argentina enfrentó la mayor caída industrial del mundo, con un descenso del 9,4%, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI). En un análisis global que abarcó 69 países, el país de Javier Milei se ubicó en la peor posición, lejos de las economías que mostraron un desempeño más estable. Este desplome se debe a varios factores internos, entre ellos, una fuerte caída de la demanda interna, la pérdida de poder adquisitivo y una contracción generalizada de sectores claves como la construcción.
El descenso en la producción afectó severamente a industrias como minerales no metálicos, que registraron una caída de 24,3%, y maquinaria y equipo, con una disminución similar del 18,6%. En contraste, algunos sectores, como la refinación de petróleo, tuvieron un leve crecimiento del 2%. Este panorama refuerza la percepción de que la política económica del gobierno, centrada en una mayor apertura comercial, ha tenido efectos negativos para el sector industrial local, debilitando el entramado manufacturero.
La perspectiva para 2025 es aún más preocupante, con pronósticos que apuntan a un futuro desafiante debido a la apreciación del tipo de cambio y el aumento de los costos en dólares. La eliminación de políticas industriales clave, como las líneas de financiamiento para pymes y programas de promoción sectorial, ha dejado al sector más vulnerable. Misión Productiva, una red de profesionales que impulsa el debate sobre el desarrollo industrial, advierte que este contexto podría generar aún mayores dificultades en el futuro cercano.
Un relevamiento de la Unión Industrial Argentina muestra que, en febrero de 2024, un 42,3% de las empresas experimentaron caídas en su producción. Mientras tanto, solo el 18,3% registró aumentos. La situación de las ventas también se presentó negativa, con el 44,8% de las empresas reduciendo sus ventas. Este dato resalta la profundidad de la crisis en el sector industrial y cómo afecta directamente a las pequeñas y medianas empresas del país.
Otro aspecto a considerar es la evolución del empleo en el sector. A pesar de la caída en la producción y las ventas, el empleo industrial presentó menor estacionalidad. En enero de 2024, solo un 11,5% de las empresas aumentó su plantilla laboral, mientras que un 17,6% redujo su personal. Esta tendencia se alinea con los datos de empleo formal de noviembre de 2024, donde la cantidad de trabajadores volvió a contraerse, lo que indica que la industria sigue atravesando dificultades a nivel laboral.