Como cada 5 de septiembre, se celebra a escala mundial el Día Internacional de la Mujer Indígena, una conmemoración para visibilizar a las mujeres pertenecientes a todos los pueblos originarios de América Latina que pelearon y siguen peleando por el reconocimiento y la garantía de sus derechos.
“En este siglo XXI, el siglo de todas las mujeres y diversidades, es importantísimo poner en valor las luchas de nuestras mujeres indígenas como parte de este proceso de resistencia”, dice Isabel Araujo Pincen, longko (jefa) de la Lof Mapuche-Tehuelche Cacique Pincen de Trenque Lauquen y referente del Espacio Plurinacional Indígena Kamba. “Es de gran importancia recordar a nuestras grandes luchadoras como Bartolina Sisa, como Juana Azurduy, como nuestra gran Janequeo, guerrera del pueblo mapuche”.
La conmemoración tomó forma a partir del año 1983, durante el II Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiahuanacu, Bolivia. A partir de aquel congreso, se definió que el 5 de septiembre sería el Día Internacional de la Mujer Indígena para recordar la fecha en la que la aymará Bartolina Sisa fue ejecutada por los conquistadores españoles, tras ser sometida a los peores tratos y asistir al asesinato de su pareja Túpac Katari.
“En mi caso y en mi historia personal, es una fecha para poner de relevancia las luchas que han llevado las mujeres de mi linaje Pincen”, dice Isabel, que también trabaja como coordinadora del Programa Provincial de Salud y Pueblos Indígenas en el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. “Desde mi tatarabuela Paula Rinquel, la mujer del longko Vicente Catrunau, a mi bisabuela Rosa Pincen, mi abuela Marcelina Pincen y mi mamá Juana Cejas Pincen. Ellas son quienes han trazado el camino. Quienes han llevado adelante el apoyo enorme a las luchas que hemos tenido desde el proceso histórico de la Conquista del Desierto. Ellas han sostenido a los guerreros y han sido un bastión importantísimo dentro de nuestras comunidades para resistir”, compartió.
En ese sentido, la fecha es una oportunidad para poner de manifiesto la resistencia de los pueblos originarios y, muy puntualmente, el rol de las mujeres en esa lucha. Un papel fundamental en la sobrevivencia al intento de genocidio y la transmisión de las culturas originarias en las generaciones más jóvenes.
“Hoy estamos vivas y somos semillas de esa lucha”, dice Isabel. “Somos hijas, somos nietas, somos tataranietas. Soy, mamá, soy abuela, soy tía. Todas hemos caminado muchísimo”, concluyó.
Los derechos obtenidos y las deudas
“Nuestros derechos adquiridos están reconocidos a nivel internacional con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, al cual Argentina adhiere en su Ley 24/071”, explica Isabel Pincen. “En la Carta Magna de la República Argentina también constan los derechos de los pueblos naciones indígenas del país. En ese sentido, la lucha aún es poder aplicar realmente esos derechos que están plasmados en todas estas leyes. Aún no se logra en su totalidad, sino en pequeñas cosas. En este caso muchas de nuestras hermanas y diversidades estamos ocupando espacios en el estado, ya sea en la parte de educación, en la parte de Cultura o, como es mi caso, coordinando el Programa Provincial de Salud y pueblos indígenas de la provincia de Buenos Aires. Soy la primera mujer que ocupa un espacio en el Ministerio de Salud siendo indígena y hablando de nuestra propia salud. Y falta, por supuesto, en el reconocimiento de nuestros territorios para poder vivir en paz y en comunidad”, resaltó.
Fuente: Diario Hoy