El colapso de la Circulación Meridional Atlántica como producto del efecto invernadero «impactará al mundo entero durante siglos» y provocaría una época de «clima extremo sin precedentes» en el Hemisferio Norte. Además, advierten sobre hambrunas, sequías y migración en el Sur.
La red de corrientes oceánicas que estabiliza el clima de la Tierra podría estar al borde del colapso, desencadenando un período de «clima extremo sin precedentes» y poniendo en peligro la agricultura en el hemisferio norte, según alertaron expertos en cambio climático. Un grupo de 44 científicos, liderados por el climatólogo de la Universidad de Pensilvania, Michael Mann, advirtió en una carta abierta que las corrientes del Atlántico Norte, incluida la Corriente del Golfo, están a punto de colapsar. El sistema, conocido como la Circulación Meridional Atlántica (AMOC), desempeña un papel crucial en la redistribución del calor a nivel mundial y su colapso podría generar «impactos devastadores e irreversibles» durante siglos.
Los científicos enfatizaron que las consecuencias de este colapso no se limitarían a los países nórdicos, como Dinamarca, Noruega o Islandia, sino que afectarían a todo el hemisferio norte. En su carta, dirigida al Consejo Nórdico de Ministros, alertaron sobre la posibilidad de que el Hemisferio Norte experimente una «nueva Edad de Hielo», con temperaturas que podrían descender hasta 15 °C por debajo del promedio actual. Stefan Rahmstorf, climatólogo del Instituto de Potsdam, añadió que la AMOC es «uno de los mayores sistemas de transporte de calor del planeta» y que su debilitamiento debido al calentamiento global podría desencadenar una serie de consecuencias catastróficas.
La AMOC regula no solo las temperaturas en Europa y América del Norte, sino que también influye en las precipitaciones tropicales y los niveles de CO2 en el océano. Rahmstorf explicó que, de colapsar, habría un aumento significativo en el nivel del mar en el Atlántico Norte, con un incremento de aproximadamente medio metro, además de la reducción en la absorción de CO2, lo que agravaría el cambio climático. Asimismo, el suministro de nutrientes y el oxígeno en los océanos se vería alterado, afectando gravemente los ecosistemas marinos. Las sequías y hambrunas que seguirían podrían desatar migraciones masivas y tensiones geopolíticas.
Los científicos advirtieron que, si no se toman medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el colapso de la AMOC podría ocurrir en las próximas décadas. Rahmstorf recalcó que, aunque la humanidad no se extinguirá, para algunos países como Noruega o Escocia, los riesgos serán existenciales, ya que las condiciones podrían forzar a la población a emigrar. Los investigadores destacaron que ya existen indicios claros de la desaceleración de este sistema vital, como la «mancha fría» en el Atlántico Norte, que ha sido señalada como una consecuencia directa del calentamiento global.
La carta abierta fue un llamado urgente a los gobiernos, especialmente de los países del Hemisferio Norte, para que presionen a sus líderes a cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Stefan Rahmstorf insistió en que «todo esto se debe principalmente a las emisiones de combustibles fósiles y la deforestación», subrayando la importancia de mantener el calentamiento global lo más cerca posible de los 1,5 °C. Aunque el último informe del IPCC sugiere que un colapso abrupto de la AMOC antes de 2100 es poco probable, los científicos remarcaron que la confianza en esa estimación es solo «media», lo que no es suficiente para descartar un colapso antes de lo previsto.
Las investigaciones más recientes, como la de la Universidad de Copenhague, advierten que el colapso de la AMOC podría ocurrir a partir de 2025. De ser así, las consecuencias serían graves y globales, sumergiendo a los países del hemisferio norte en una congelación profunda, alterando los patrones de lluvia y exacerbando el calentamiento en el hemisferio sur. La selva amazónica también podría verse gravemente afectada, y los cambios en los patrones climáticos serían tan abruptos que las sociedades tendrían dificultades para adaptarse a tiempo, según advirtieron los investigadores.
Con información de Perfil