La medida que prohíbe la educación superior de las afganas provocó repudio incluso entre los propios talibanes por incumplir las promesas de moderación. La condena internacional.
Afganistán hizo efectiva la prohibición de las mujeres de asistir a la universidad a través de talibanes armados que impidieron su ingreso en todo el país. La medida provocó el repudio generalizado no solo por gran parte de la ciudadanía afgana sino también por líderes políticos del mundo, entre ellos António Guterrez, secretario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El martes 20 por la noche, el gobierno del líder supremo de los talibanes, Hibatullah Akhundzada, prohibió el acceso de las afganas a la educación superior, en línea con su interpretación extrema de la ley islámica (sharía). De esta manera, la educación formal de las afganas quedó vetada en todos los niveles.
Se trata de un nuevo atentado contra los derechos de las mujeres y su apartamiento de la vida pública que va en contra de la moderación y tolerancia que habían prometido los talibanes al volver al poder en agosto de 2021 tras la retirada de las tropas estadounidenses.
Talibanes prohibieron la educación formal de las mujeres de manera total
Guardias armados impidieron el miércoles a cientos de jóvenes mujeres entrar a los campus universitarios de Afganistán, un día después de que el gobierno talibán dispusiera la prohibición de la educación superior de las mujeres.
«Estamos condenadas. Lo hemos perdido todo«, dijo una estudiante a AFP en Kabul, la capital afgana, donde decenas de mujeres se congregaron ante las universidades que le cerraron las puertas y permanecieron custodiadas. «Nos han quitado la esperanza. Han enterrado nuestros sueños», lamentó otra de las universitarias.
La decisión de vetar a las mujeres de las universidades fue anunciada el martes 20 de diciembre por la noche, en virtud de la aplicación estricta de la interpretación de la Sharia por parte de los talibanes, según la que los derechos de las mujeres prácticamente son inexistentes. Antes ya habían expulsado a las mujeres de empleos gubernamentales, les prohibieron viajar sin un familiar varón y les impusieron el uso del burka o el hiyab fuera de su casa.
Con la flamante prohibición, los talibanes se aseguraron que ninguna mujer accediera a la universidad, luego de que miles de mujeres presentaran sus exámenes de ingreso en los últimos tres meses. Esto se sumó a las adolescentes que ya habían sido expulsadas de las escuelas secundarias, lo que indirectamente las inhabilitó para acceder a la enseñanza superior.
La conmoción tras el anuncio fue total. «Cuando vi la noticia en internet (…) quedé conmocionada y sorprendida», dijo Amini, de 23 años, que estudia para ser enfermera en Kunduz (al norte del país). Es como ser un «pájaro enjaulado«, añadió.
A lo largo del miércoles 21 de diciembre, las redes sociales se hicieron eco de la nueva medida en Afganistán, uno de los pocos medios por los que los afganos pueden protestar. A través del hashtag «LetHerLearn» («Dejala aprender»), miles de internautas pidieron por la revocación de la normativa y compartieron imágenes y videos de mujeres en las puertas de las universidades, algunas angustiadas, y otras que reflejaban a los estudiantes varones que interrumpían sus exámenes a modo de protesta y en solidaridad.
«Realmente demuestra su analfabetismo y su bajo conocimiento del islam y los derechos humanos», comentó un joven universitario que no quiso dar el nombre por temor a represalias. Otro de los testimonios fue el de un profesor de matemática de Kabul, que también anunció su dimisión en Facebook, alegando que no quería enseñar «allí donde las chicas no están autorizadas a estudiar».
La reacción internacional contra los talibanes
El primero en alzar la voz fue Qatar, el país musulmán que sirvió de árbitro en las negociaciones entre los talibanes y los Estados Unidos. El anfitrión de la Copa del Mundo 2022 instó a los talibanes a revisar la decisión ya que «todo el mundo tiene derecho a la educación«, en virtud de las «enseñanzas de la religión islámica». En esa línea se expresó la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) consideró que la prohibición «perjudicaba seriamente la credibilidad del gobierno«.
Esta actitud, en tanto, también incluso fue compartida por algunos dirigentes talibán en Kabul (e incluso entre sus bases), que esperaban que el nuevo régimen tolerara la educación femenina. «La última decisión ensanchará estas diferencias«, dijo a AFP un comandante talibán ubicado en el noroeste de Pakistán.
Por otro lado, otros miembros de la comunidad internacional, enmarcada por los organismos internacionales, insistieron en que el derecho a la educación de las mujeres una condición clave para facilitar ayuda humanitaria al país y reconocimiento del régimen.
En ese sentido, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo estar «profundamente alarmado» por esta decisión, mientras que Antony Blinken, el secretario de Estado estadounidense, seguró que la iniciativa «tendrá consecuencias para los talibanes». «Los talibanes no pueden esperar ser un miembro legítimo de la comunidad internacional si no respetan plenamente los derechos de todos en Afganistán», declaró.
Francia y Alemania, por su parte, condenaron la iniciativa, una medida que «destruye el futuro de su propio país«, en palabras de la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock. Y para el primer ministro británico, Rishi Sunak, se trata de un «grave paso atrás».
Fuente: Pérfil