El conductor debutó en El Nueve con La última cena. Un estudio montado en un palacio de 1857 y dos bloques bien diferenciados.
Después de un tiempo alejado de la televisión de aire, Alejandro Fantino estrenó nuevo programa. La última escena es, valga el juego de palabras, el comienzo de su nueva aventura en los medios. Es también su debut en El Nueve, luego de veinte años en los que se convirtió en una de las caras más representativas de América.
En este panorama, el conductor hizo frente a tanta novedad con un estilo clásico, en el que dio probadas muestras de sus capacidades. Un largo primer bloque de anfitrión, como director de orquesta de una mesa variopinta, integrada por el escritor José Abadi, el exfutbolista Walter Erviti, el cantante y compositor Paz Martínez, la actriz Ana Acosta, la modelo Sofía Jujuy Jiménez y el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni. Y una segunda parte con un mano a mano que en las primeras emisiones lo sentará frente a los tres principales candidatos a la presidencia en las elecciones de octubre. Y el primero en dar el presente fue Javier Milei, y también prometió las visitas de Sergio Massa y Patricia Bullrich.
Apenas pasadas las 21, con una iluminación tenue y un look informal, Fantino corrió el telón de La última cena con una pequeña charla introductoria. Primero, contó una intimidad de la charla que tuvo con gente del canal a medida que se acercaba el debut. “Cada vez que pasaba por la puerta, miraba el edificio y decía: ‘algún día me gustaría trabajar acá’. Y estoy trabajando acá, en Canal 9. Y tenía ganas de hacer esto, de conversar, de conocer más historias de las que conozco”, relató, con tono pausado.
Respecto al nombre del nuevo ciclo, más que a la referencia religiosa, optó por la empírica. “Puede ser la última vez que nos juntemos a cenar nosotros todos juntos”, señaló al respecto. En relación a la disposición, planteó un esquema de mesa sin cabecera. “Mi palabra no es la que vale, va a ser una más de tantas y lo que va a correr acá es la conversación”, anticipó. En el mismo sentido, aseguró que “lo que me interesa es conocer historias, que pasen un lindo sábado a la noche y que desconecten un poco de la mugre y de la locura de la semana”, estimó.
Después de revalidar su origen y saludar a quienes lo miraban en cada rincón del país, llevo casi 25 años en la televisión y cada vez que arranco a hacer una cosa tengo algo en la panza que no son nervios, es alegría y mucha emoción”, señaló y dio inicio formal al programa.
“Bienvenidas, bienvenidos a la última cena”, dijo Alejandro e ingresó al salón donde lo esperaban los comensales. Después de un aplauso de buenos augurios promovido por Jujuy Jiménez, como inicio de la charla, puso en contexto la escenografía, armada en torno a la imponencia de uno de los salones del palacio San Miguel.
“Quisimos sacar la tele de los estudios, sacar la tele de adentro de la televisión y mostrar lugares históricos”, señaló para justificar el contexto de este espacio inaugurado en 1857 que nació como tienda de ropas. Y dio inicio al primer capítulo, donde cada uno de los invitados contó algo referido a su vida personal, con el conductor como maestro de ceremonia, buscando los puntos comunes entre cada una de las historias.
Los comienzos difíciles de Erviti antes de triunfar en el fútbol. La mirada sobre la política y la seguridad de Berni. El trabajo, el amor y el desamor según Jujuy. La relación para toda la vida de Ana Acosta. La despedida interminable del Paz Martínez. La mirada siempre reflexiva y alternativa de Abadi. Una charla distendida como se había propuesto el conductor, que una hora después puso punto y aparte para el mano a mano con Milei.