Estos dos fenómenos hoy ponen en jaque la cosecha de vino 2023 en la provincia de La Rioja.
A pesar de que la provincia de La Rioja cuenta con millones de litros de vino almacenados en bodegas, los viticultores de la región temen las posibles consecuencias de una helada tardía que podría afectar parte de la cosecha de este año, así como los daños que ello podría implicar para las plantas. La temprana brotación de las vides en diversas zonas es un indicador de que este fenómeno podría ocurrir.
Así, los desafíos a los que se enfrentan los viticultores de La Rioja en esta temporada podrían tener un impacto significativo en la calidad y la cantidad de la cosecha.
Las heladas tardías y la sequía pueden dañar las vides, lo que podría traducirse en una menor producción de uvas y, en última instancia, de vino.
Además, estos fenómenos climáticos extremos pueden generar un aumento en los costos de producción, y en la necesidad de implementar medidas preventivas y de recuperación en los viñedos.
El algodonoso recubrimiento llamado borra que cubre las yemas verdes ha comenzado a desprenderse, dando paso a las primeras hojas de la campaña 2023, unos días antes que el año pasado.
Algunos viticultores han observado brotes tempranos en sus viñas y expresan preocupación por las posibles heladas de abril. Si las temperaturas cálidas continúan, la brotación podría adelantarse entre 15 y 20 días respecto a las fechas habituales en abril, lo que aumenta el riesgo de daños por heladas tardías. Las previsiones meteorológicas apuntan a máximas cercanas a los 30º.
Medidas para hacer frente a estos potenciales problemas
Entre las medidas para hacer frente a estos problemas potenciales, se están llevando a cabo investigaciones y proyectos de innovación en el sector vitivinícola para mejorar la adaptabilidad de las vides a las condiciones climáticas adversas y garantizar la sostenibilidad de la producción de vino en La Rioja.
También autoridades regionales y organizaciones del sector están trabajando conjuntamente en la promoción de medidas de adaptación al cambio climático, como la diversificación de variedades de uva y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles.
Además, se están llevando a cabo programas de capacitación para los viticultores, con el objetivo de mejorar sus habilidades y conocimientos en el manejo de los viñedos y en la adopción de prácticas respetuosas con el medio ambiente.
Fuente: ABC Rural