«Me siento entusiasmado porque estamos llegando al final de este proceso largo y tortuoso. Está culminando un proceso de lucha nacional por la democracia», dijo el socialdemócrata en la previa a asistir a la investidura.
El socialdemócrata Bernardo Arévalo, quien asume este la presidencia de Guatemala, declaró sentirse «entusiasmado» por llegar al final de un proceso «tortuoso» de persecución judicial, y destacó que su compromiso es «cerrar» una «época tenebrosa» para su país.
«Me siento entusiasmado porque estamos llegando al final de este proceso largo y tortuoso. Está culminando un proceso de lucha nacional por la democracia», dijo Arévalo, en rueda de prensa junto al jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, quien asistirá este domingo a la investidura.
Arévalo, sociólogo y exdiplomático de 64 años nacido en Uruguay, es hijo de Juan José Arévalo, el primer presidente popularmente electo en Guatemala tras la Revolución de 1944, luego de dos dictaduras.
El futuro mandatario destacó que el compromiso de su Gobierno es «cerrar esta época tenebrosa de cooptación corrupta del sistema político en el que ha transcurrido el país durante más de dos décadas» y, según la agencia de noticias AFP, anticipó que le va a pedir la renuncia a la fiscal general Consuelo Porras, impulsora de lo que él denunció como un «golpe de Estado» para no dejarlo asumir.
Respaldado por Estados Unidos, la Unión Europea, países latinoamericanos y organismos internacionales, el socialdemócrata relevará al derechista Alejandro Giammattei.
Desde que ganó las elecciones, Arévalo y su partido Semilla fueron blanco de una ofensiva judicial denunciada por él como un «golpe de Estado» y atribuida a la élite política y económica del país, que teme al mensaje anticorrupción del futuro presidente.
La ofensiva judicial ha estado encabezada por Porras, sancionada por Washington por considerarla «corrupta» y «antidemocrática».
Aunque la funcionaria explicó que el Ministerio Público solo cumplía su deber de investigar, Arévalo denunció de modo permanente que se orquestaba un golpe de Estado para no dejarlo asumir y culpó de la maniobra a lo que llama «el pacto de corruptos», que se vería afectado por su gestión.
«A mediados de esta semana vamos a citar a una reunión a la fiscal para pedirle la renuncia», acotó y señaló: «Nosotros atravesamos un momento histórico y reconocemos que tenemos por delante una oportunidad y un desafío para reconstruir y fortalecer instituciones que por muchos años han sido debilitadas e instrumentalizadas para el beneficio de unos pocos».
Agregó que «lo más urgente en este momento es recuperar las instituciones y combatir la corrupción, pero lo más importante» es impulsar el desarrollo social en Guatemala, donde el 60% de sus 17,8 millones de habitantes viven en la pobreza.
Agradeció además a Borrell el apoyo de la Unión Europea, que el viernes definió un marco legal que le permitirá adoptar sanciones contra funcionarios que atenten contra la democracia en Guatemala.
«Es una demostración del compromiso firme de la UE con el pueblo de Guatemala y su democracia (…) que ha estado amenazada y que estamos aquí para defender y apoyar», destacó Borrell.
En lo formal, quien será el 52do presidente constitucional guatemalteco jurará en el salón Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, junto a su vice, Karin Herrera, que esta semana logró un amparo judicial para evitar una eventual detención que impidiera su asunción.
El traspaso de mando contará con la presencia del rey de España, Felipe VI y los presidentes Gustavo Petro (Colombia), Andrés López Obrador (México), Gabriel Boric (Chile), Rodrigo Chaves (Costa Rica), Xiomara Castro (Honduras), Santiago Peña (Paraguay) y Laurentino Cortizo (Panamá), además del primer ministro de Belice, Juan Antonio Briceño, y la primera ministra de Aruba, Evelyn Weber-Croes.
Me siento entusiasmado porque estamos llegando al final de este proceso largo y tortuoso dijo Arvalo Foto AFP
«Me siento entusiasmado porque estamos llegando al final de este proceso largo y tortuoso», dijo Arévalo. Foto: AFP
También estarán presentes en la capital guatemalteca para la ceremonia delegados de Estados Unidos, cuyo gobierno impuso sanciones a fiscales, jueces y diputados por «corrupción» y por «socavar la democracia».
El cronograma de actividades de este domingo comienza con la asunción de la nueva integración del Congreso, que de inmediato elegirá a su conducción y escuchará el informe final de Giammattei.
La sesión se suspende después para ser retomada en el centro Cultural Asturias, donde Arévalo recibirá los atributos del mando.
Presidente y vice irán entonces al Palacio Nacional para dar sus primeros discursos ya desde sus nuevos cargos y después de la jura del gabinete habrá un encuentro para las delegaciones extranjeras.
En paralelo, habrá una serie de recitales y encuentros culturales después del mediodía, en varios puntos de Ciudad de Guatemala.
Los actos terminarán recién el pasado: habrá un Te Deum matutino en la Catedral metropolitana y después Arévalo será presentado ante las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional Civil como su nuevo Comandante General y Oficial Superior, respectivamente, en una ceremonia en la Plaza de la Constitución.
El nuevo mandatario -nacido en Montevideo- tendrá que gobernar con un Congreso en el que Semilla es muy minoritario y tiene la tercera bancada con 23 diputados electos, en un Congreso que tiene 160 diputados.