Desde antes de la pandemia se viene alertando por el crecimiento del endeudamiento público y privado. Pero desde 2020 la deuda pública de mercados emergentes inquieta por la debilidad fiscal. La mayor parte de los pasivos está nominada en moneda extranjera.
El nivel alcanzado por la deuda mundial ya venía siendo motivo de preocupación por los principales bancos centrales y organismos financieros internacionales en el último tiempo. Pero lo cierto es que la pandemia profundizó el problema. Claro que la gravedad del mismo no es para todos igual. Los mercados emergentes, si bien no son los mayores responsables del endeudamiento global ya que son los mercados desarrollados que ostentan casi el 68% de la deuda total, muestran crecientes indicadores de deterioro y vulnerabilidad. Por ello, en el último Informe de Estabilidad Financiera del FMI, los economistas Deghi, Natalucci y Qureshi hicieron un llamado de atención sobre las tenencias de deuda pública de los bancos de mercados emergentes para la estabilidad financiera. Es que la pandemia dejó a los bancos de mercados emergentes con niveles récord de deuda pública, lo que aumenta las probabilidades de que las presiones sobre las finanzas del sector público puedan amenazar la estabilidad financiera.
Según el FMI, la relación promedio entre la Deuda pública y el PBI, una medida clave de la salud fiscal de un país, aumentó a un récord del 67% en 2021 en los países de mercados emergentes. Por ello, los economistas del Fondo aconsejaban que los gobiernos debían actuar rápidamente para minimizar ese riesgo. Ocurre que los bancos de mercados emergentes han proporcionado la mayor parte del crédito demandado por los gobiernos, impulsando las tenencias de deuda pública como porcentaje de sus activos a un récord del 17% en 2021. En algunas economías, la deuda pública asciende a una cuarta parte de los activos bancarios. El resultado: los gobiernos de los mercados emergentes dependen en gran medida de sus bancos para el crédito, y estos bancos dependen en gran medida de los bonos del gobierno como una inversión que pueden utilizar como garantía para obtener financiación del banco central. Algo muy conocido ya en Argentina desde hace décadas. Es más, los autores ponen el caso ruso de 1998 y el argentino de 2001 como ejemplo de los riesgos cuando hay una alta interdependencia entre bancos y gobiernos. ¿Y por qué las economías emergentes están en mayor riesgo que las avanzadas? Por dos razones: por un lado menores perspectivas de crecimiento y menor capacidad fiscal para apoyar a la economía; y por otro lado, el aumento de los costos de financiamiento externo obliga a los gobiernos a pagar más para pedir prestado.
Caso argentino
De ahí que un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras globales, que resulte en tasas de interés más altas y monedas más débiles debido a la normalización de la política monetaria en las economías avanzadas y la intensificación de las tensiones geopolíticas causadas por la guerra en Ucrania, podría socavar la confianza de los inversores en la capacidad de los gobiernos de los emergentes para pagar deudas. También un shock interno, como una desaceleración económica inesperada, podría tener el mismo efecto. ¿Cómo está Argentina en este contexto? De acuerdo con los últimos datos del IIF, el peso de la deuda pública en términos del PBI bajó al 69,5% en el I trimestre del 2022 frente al 80% de un año atrás. Claro que el efecto inflacionario tiene mucho que ver en esta mejora. Por eso resulta interesante ver la composición según monedas. Argentina tiene deuda pública en moneda local equivalente al 20,2% del PBI mientras que la nominada en moneda extranjera representa un 49,3% del PBI, donde la que está en dólares equivale al 37,5% del PBI y en euros al 1,5%. Por ejemplo en Brasil la deuda pública en reales representa el 83,6% del PBI y la nominada en moneda extranjera al 4%. En Chile la proporción es más equitativa, 17,6% del PBI en pesos y 19,1% en moneda extranjera. En Colombia es 42,6% y 21,3% respectivamente y en México 31,6% y 8,7%. De modo que ante un dólar más fuerte Argentina se muestra más vulnerable que sus pares de la región. El promedio de los emergentes muestra un nivel de deuda pública del 63,1% del PBI, o sea, que Argentina está apenas por encima. Los peores son Líbano con 202,2% del PBI, Singapur con 146,3%, Egipto 90% e India 84,7%. Los más bajos Rusia 17,7% y Arabia Saudita con 28,1%.
Fuente: Ámbito