Trabajadora sexual, sindicalista y feminista, presentó Puta Feminista en la Feria del Libro.
“Hoy en una charla, una periodista me dijo: hablás muy bien, estoy sorprendida de lo bien que hablás. Y sí, las putas hablamos” contó Georgina Orellana sobre la estigmatización que recae sobre las trabajadoras sexuales. Le pasó en La Rioja, antes de pasar por la Feria del Libro, donde presentó Puta Feminista. Historias de una trabajadora sexual. «Y las putas también somos madres» dijo en otra parte de su presentación de este libro que “es una herramienta de disputa del campo de la literatura”. Puta Feminista es un recorrido por su vida, una autobiografía sobre su experiencia como trabajadora sexual y su militancia en el espacio sindical.
“Somos sujetos políticos y tomamos decisiones políticas. Batallamos contra los discursos hegemónicos y militamos en un feminismo incómodo”, fueron algunas de las expresiones de Georgina Orellano, trabajadora sexual y militante feminista que fue presentada por la secretaria de la Mujer y Diversidad Karen Navarro.
Desde el salón Coty Agost Carreño del Paseo Cultural habló de la trama de las desigualdades y la necesidad urgente de pensar en políticas públicas que garanticen derechos laborales y de acceso a la salud integral. En este sentido, quién desde 2014 es secretaria general de AMMAR, el sindicato que defiende los derechos humanos y laborales de trabajadoras sexuales del país, sostuvo que hay “una mirada paternalista” sobre las trabajadoras sexuales.
“Aunque me sobran motivos para poner en palabras tantos años de yira, a la vez, me desborda la rabia. Se ha pensado por y sobre nosotras y se han diseñado políticas públicas en las que la salvación y el rescate son las únicas ideas. ¿Y si quiénes dicen querer mejorar nuestro destino nos consultaran y nos hicieran parte?”, expresa en la introducción del libro en relación a la intervención del Estado.
En la charla Georgina sostuvo que también hay una disputa por el lenguaje, como consecuencia de la estigmatización: “La palabra prostitución tiene una carga peyorativa y hay una disputa desde el lenguaje porque puta se asocia a un insulto”, afirmó y pregunta: ¿Dónde fue el primer lugar que lo recibimos? En nuestra casa porque habremos salido a bailar o no volvimos a la hora pactada”. «Acá estamos somos eso. Asumimos la palabra puta desde nuestra identidad política», aseveró.