Boca y una nueva frustración, recibiendo un golpazo que nadie esperaba. No pagó caro el hecho de no lograr la victoria en la Bombonera, sino que directamente hizo todo mal en Vila Belmiro,se fue goleado y volvió a descontrolarse con una expulsión:Santos lo venció 3-0 y se quedó a las puertas de una nueva final de la Copa Libertadores, como el año pasado. Diego Pituca, Jeferson Soteldo y Lucas Braga le dieron forma a la contundente caída xeneize, que sufrió la expulsión infantil de Frank Fabra. En el estadio Maracaná habrá final brasileña (Palmeiras es el otro) y al xeneize le quedará el consuelo de jugar, en principio el domingo, la final de la Copa Diego Maradona ante Banfield.
Santos salió decidido al campo de Boca, como la noche en la que eliminó a Gremio, en la fase anterior: solo 30 segundos del partido pasaron para que arremetieran contra el arco de Esteban Andrada, cuando Marinho metió un derechazo al palo y Braga lanzara el rebote por encima del travesaño.
Boca no reaccionó pese al gol en contra. Pero si empezó a tener más la pelota fue porque así, evidentemente, lo planeó el técnico Cuca: ponerse en ventaja, darle la pelota a los de Miguel Ángel Russo y poder salir de contragolpe cuando los espacios así lo dispusieran. Mientras tanto, el visitante mostró peligro por un fuerte disparo desde media distancia de Sebastián Villa, a los 30, que se fue cerca. Pero Santos estaba preparado siempre para ganarle las divididas e imponerse desde la actitud.
El xeneize no logró en el primer tiempo conectar demasiado con los extremos, Villa y Salvio, para que pudieran encarar mano a mano a los laterales. Carlos Tevez, por su parte, bajó a buscar demasiado la pelota ante la posesión que Santos le permitía a Boca y, por ende, no fue peligroso en los últimos metros. Soldano, a su vez, aportó en la presión, pero cuando le llegó la pelota no encontró el camino para resolver bien a la hora del pivoteo.
Entonces, sobre el final de la primera parte, el Peixe encontró dos chances propicias para estirar la ventaja, aunque no lo logró. Primero, a los 44, porque Andrada despejó un violento tiro libre de Marinho y, enseguida, Kaio encontró la posibilidad de aproximarse por la izquierda (otra vez por el lado de Jara, que tuvo un flojísimo primer tiempo) para sacar un remate rasante al segundo palo que se dirigió apenas afuera. Boca se fue al vestuario con muchos interrogantes, pero también a apenas un gol de conseguir la clasificación.
En el entretiempo, como casi nunca sucede, Russo decidió los ingresos de Buffarini y Capaldo en lugar de Jara y «Pulpo» González, respectivamente, con la intención de tener más dinámica y mejor salida. Sin embargo, en el complemento -otra vez- Santos golpeó rápido. Salvio quiso tirar un caño en el propio campo, el local sacó el contraataque y el venezolano Soteldo, ingresando por la izquierda a los tres minutos, se acomodó para su mejor perfil y rompió el arco para el 2-0.
Cuando más se esperaba de Boca, fue cuando más fue cacheteado. Porque tres minutos después, Marinho desbordó por la derecha, se metió en el área del visitante y le cedió el gol a Braga, que entró por el centro y de primera estampó el 3-0 que empezó a definir la historia.
Todas malas. Nada positivo. Los de azul y oro salieron confundidos al campo en los momentos que más rebeldía debía mostrar. Se terminó equivocando y de más: a los 10 minutos, Frank Fabra se fue expulsado con roja directa por un pisotón sobre Marinho, cuando el extremo brasileño ya estaba caído en el césped.
Boca se despertó tarde. Porque mientras el local empezó a relajarse por el tamaño del resultado, tuvo sus chances peligrosas. Como, por ejemplo, a los 14: Salvio se lo perdió cómodo en el área ante el arquero, Tevez no pudo en el rebote y «Wanchope» Ábila (ingresó por Soldano) no llegó a patear firme ante un nuevo rechazo corto.
Algo similar le pasó a Capaldo cuando Izquierdoz se la bajó cinco minutos después. Lo mismo, a los 27 minutos del segundo período, entre un centro de Villa que casi se mete en el arco y un Capaldo que se desplomó ante el rebote que le cayó. Mientras Edwin Cardona miró el partido desde el banco, Santos manejó la pelota de a ratos y a su comodidad, ante un conjunto auriazul bastante resignado y perdido que, por ejemplo, tuvo en algún momento al propio Carlitos marcando como lateral izquierdo.
Pudo haber sido más grande la goleada si no fuera porque Andrada contuvo algún disparo y dos mano a mano. A Boca quedó cerca de la final, pero al mismo tiempo muy lejos. No estuvo a la altura de un panorama que no invitaba al pesimismo y deberá seguir esperando un tiempo más para reencontrarse con un trofeo que se sigue haciendo desear.