El incidente dejó varios heridos y vehículos dañados. Se supone que los equinos se asustaron por el ruido que producían trabajadores de la construcción.
Cinco caballos de la Guardia Real británica arrojaron a sus jinetes durante un ejercicio cerca de las históricas caballerizas reales del Palacio de Buckingham y se dieron a la fuga. Uno de los animales colisionó con el parabrisas de un ómnibus turístico y continuó ensangrentado su camino. Además, la fuga de los caballos dejó a un soldado herido, traumatismos en cuatro transeúntes y una miniván dañada. Múltiples testigos describieron a los medios locales el incidente, posiblemente provocado por el ruido de la construcción.