Las nuevas apuestas del Gobierno para poner un freno al precio de los alimentos. El plan para el agro, los planes de Economía para 2022 y lo que se espera de la Secretaría de Feletti.
Los formadores de precios en la mira y la búsqueda de nuevas herramientas para controlarlos.La inflación y en particular el precio de los alimentos empieza a ganar espacio central en la discusión sobre la política económica oficial.
El presidente de la Nación, Alberto Fernández, hizo mención en varios pasajes de la entrevista radial que dio este viernes por la mañana al tema, incluso con una alusión a las retenciones a las exportaciones que generó controversias. Desde el Ministerio de Agricultura y Ganadería se trabaja aceleradamente para la puesta en marcha del Plan de Desarrrollo Agroindustrial y Agroalimentario, para revertir la concentración agraria y darle espacio al crecimiento en escala y competitividad a la producción de alimentos a través del sistema cooperativo.
A su vez, la provincia de La Rioja buscó darle visibilidad al modelo productivo para la soberanía alimentaria que aplica en su territorio, basado en la existencia de 36 empresas públicas que le dan impulso al desarrollo territorial y la inclusión social. Y habrá más novedades en los próximos días, anuncian desde bunkers políticos vinculados al gobierno. Es en ese marco que también debe verse la novedad del traspaso de la Secretaría de Comercio Interior a la órbita del Ministerio de Economía. Indudablemente, el objetivo es darle otra dinámica al combate contra la inflación, quizás dotando de instrumentos más efectivos a la Secretaría que seguirá comandando Roberto Feletti.
Con ese cambio de enfoque, no debería sorprender una actitud más activa por parte del Estado en la cadena de producción, distribución y comercialización de alimentos, sacando del eje central a la política de acuerdos de precios con las corporaciones privadas que controlan esos eslabones.
La mudanza de Comercio Interior al Palacio de Hacienda –en términos institucionales, ya que al menos, por ahora, no habrá traslado físico de los despachos– reúne a dos personalidades relevantes del equipo económico, Martín Guzmán y Roberto Feletti. Las crónicas políticas suelen colocarlos en bandos enfrentados, pero la relación personal entre ambos es mucho más cercana de lo que reflejan esos comentarios.
Pese a que Feletti funcionalmente pertenecía a la órbita del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, han sido frecuentes sus visitas al despacho del titular de Economía y más aun las consultas telefónicas. Feletti lleva una frondosa carga de experiencia por haber desempeñado cargos clave. Viceministro de Economía con Amado Boudou, luego diputado nacional y, como tal, titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, y de la Bicameral Investigadora de cuentas en el exterior, por citar sólo los cargos más relevantes que ocupó.
Martín Guzmán, a su vez, además de una aquilatada experiencia académica y casi 30 duros meses como ministro, goza de la plena confianza del Presidente. Cada uno tiene las cualidades políticas que el otro no posee. Tendrán la oportunidad de compatiblizarlas y sumarlas.
Los objetivos de Guzmán para 2022
El planteo que suele hacer Guzmán puertas adentro es que la prioridad de la política económica, este año, se resume en consolidar la recuperación productiva, seguir impulsando la creación de empleo, fortalecer el alza de las exportaciones y generar condiciones para una estabilidad consistente en el valor del dólar.
De acuerdo a la evaluación del ministro y su equipo, los tres primeros objetivos se vienen cumpliendo bastante bien desde principios de año, y el cuarto, relativamente. Pero los acontecimientos internacionales alteraron ese sendero y trastocaron los resultados del primer trimestre, con fuerte impacto sobre la inflación y generando también alta incertidumbre en el sector externo.
La caída de ingresos de sectores medios y bajos no alcanza a ser compensada con los paliativos definidos, ante el ritmo desenfrenado que adquirió la trepada inflacionaria de estos meses.Guzmán insiste ante los suyos en que «mientras haya incertidumbre externa, no vamos a poder frenar la inflación», lo cual justifica la prioridad que le otorga a poder alcanzar y sostener la tranquilidad cambiaria.»El cumplimiento de las metas con el FMI (emisión monetaria y déficit fiscal) no son para el ministro lo prioritario», aseguran cerca de Guzmán. La acumulación de reservas internacionales en el Banco Central sí, porque es uno de los pilares con que espera contar para lograr la estabilidad cambiaria.Pero las condiciones macroeconómicas que Guzmán ansía tener para «tranquilizar la economía», no se compadecen con las urgencias del momento.
Frente a la suba incesante de precios, principalmente de los más básicos, como los alimentos, se necesitan medidas y políticas que le pongan un freno, de algún modo. Esa escalada es principalmente promovida por grupos concentrados, con control sobre insumos básicos difundidos para toda la estructura productiva, y sobre bienes de consumo que se comercializan en mercados monopólicos.