Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi recibieron la misma pena perpetua. Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi, como partícipes secundarios, fueron condenados a 15 años de prisión. Al escuchar la sentencia, Thomsen se descompuso y la lectura pasó a cuarto intermedio.
Este lunes, el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores definió la sentencia en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado a golpes el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell por el grupo de ocho rugbiers, que está en el banquillo acusados por «homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas».
Los magistrados María Claudia Castro, Emiliano Lazzari y Christian Rabaia dieron a conocer la sentencia este lunes a las 13, en la sala de audiencias de la Cámara de Apelaciones de Dolores, donde el último 2 de enero se puso en marcha el juicio a los acusados, Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23).
La pena que pidió la fiscalía
Los ocho llegaron a juicio imputados por «homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas», la acusación fue sostenida los alegatos por los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García, que consideraron que «no hubo roles» en la golpiza sino que «todos hicieron todo, todos se pusieron de acuerdo para matar a Fernando».
A partir de la prueba incorporada durante la instrucción y los 87 testimonios brindados en el juicio, decenas de videos y pericias detalladas en las audiencias, Dávila y García describieron que los imputados atacaron «por sorpresa» y «a traición» a Fernando. Además, detallaron que antes de atacarlo frente al boliche «Le Brique», existió un cruce previo dentro del boliche, cerca de las 4.30, que señalaron como el «móvil» del crimen.
Para los fiscales, los acusados ya fuera del boliche permanecieron «alrededor de siete minutos cerca» del joven «acordando durante ese período de tiempo matar a Báez Sosa, esperando el momento adecuado para hacerlo». Y sostuvieron que «la alevosía» con la que actuaron «agrava la menor posibilidad de defensa de la víctima».
Para respaldar su planteo, la fiscalía exhibió ante el tribunal imágenes captadas tanto dentro del boliche -en las que Thomsen realiza «un gesto amenazante» presuntamente a Báez Sosa-, como videos sincronizados del momento en que ambos grupos echados y distintas secuencias del ataque.
La pena que pidieron Burlando y los Améndola
Los abogados Fernando Burlando y Fabián y Facundo Améndola, quienes representan a Silvino Báez y Graciela Sosa, padres de la víctima, pidieron perpetua para todos en calidad de coautores. Burlando sostuvo que todos los imputados tuvieron la «voluntad de matar» y describió la golpiza como un fusilamiento «a golpes y patadas».
«La imagen de Fernando de rodillas pidiendo clemencia. Esa es la imagen que para esta representación justifica ni más ni menos el pedido de prisión perpetua para los acusados», afirmó el abogado querellante.
Una detallada secuencia del hecho en video acompañó la argumentación del particular damnificado, que sostuvo que hubo «un acecho» de siete minutos sobre Fernando, hasta que a partir de las 4.44 Viollaz «procede a dar la orden que iniciará el ataque: ‘Es ahora, vamos, es ahor’ «. También precisó que luego Comelli y Ciro Pertossi dieron los primeros golpes «en forma simultánea» tras acercarse a la carrera y por su espalda.
De acuerdo al rastreo de movimientos exhibido y a distintos testimonios, los acusadores particulares aseguraron que el resto de los imputados también intervinieron en la agresión, y en solo 45 segundos, a las 4.45.15, «consuman el homicidio» y las lesiones que también se les imputan «contra todos los que intentaron ayudar», y luego «se dan a la fuga».
La pena que pidió Hugo Tomei, el abogado de los rugbiers
La acusación fue rebatida por el defensor Hugo Tomei, quien pidió la absolución, al plantear una «incongruencia» entre la imputación original y la sostenida durante el pedido de penas, o que el hecho sea encuadrado como un «homicidio en riña». También sugirió que el caso se podría encuadrar como «homicidio simple con dolo eventual» -con una pena en expectativa de 8 a 25 años- o de «homicidio preterintencional» -que prevé hasta 6 años-.
Para Tomei, «no se pudo comprobar el plan para matar» ni las causales de muerte, y «no hubo estado de indefensión, bajo ningún concepto» por parte de la víctima. En ese sentido, consideró que «hubo una agresión» y que el hecho «se encuadra en un homicidio en agresión conocido como riña», por lo que con la prisión preventiva «que están cumpliendo, de tres años, quedarían todos en libertad».
«No me quiero imaginar», dijo, sobre la posibilidad de que sus asistidos puedan ser liberados, tras lo cual, insistió: «Pero bueno, creo que ese es el adecuado contexto jurídico en que una sentencia a mi criterio debe ser dictada.»
El defensor propuso de manera subsidiaria las otras dos figuras, pidió la nulidad del secuestro de los celulares y prendas de vestir de los imputados al momento de ser detenidos, y dedicó parte de su argumentación a cuestionar distintos procedimientos de la causa y el tratamiento mediático recibido por el hecho.
«Represento a ocho condenados por el poder mediático, por la sociedad, y considero que es otra forma de presionar al Poder Judicial y obtener una sentencia que tiene que ver con el criterio de la opinión pública», señaló el defensor.