La organización internacional Templo Filadelfia por la que 28 personas llegan a juicio oral acusadas de presunta explotación laboral y reducción a la servidumbre, funcionaba como una congregación religiosa, pero detrás había un proceso de captación, castigos y trabajo.
De la investigación se pudo desprender que “la estructura delictiva creciente a lo largo de los años permitió captar, trasladar, recibir y acoger personas vulnerables bajo el pretexto de mejorar sus condiciones de vida”.
“Luego, mediante un procedimiento de persuasión coercitiva que se profundizaba dentro de la congregación, eran obligadas a trabajar en la elaboración de productos panificados, venta ambulante, albañilería o a efectuar labores para otras personas. Los ingresos económicos debían ser entregados de forma íntegra a la iglesia Filadelfia”, detalla el comunicado del Ministerio Público Fiscal.
En el marco de su inclusión, las víctimas también “debían asistir, obedecer y alabar a las líderes de la organización que se arrogaban poderes divinos, tales como ser las ‘ungidas de Dios’, ‘seres divinos’ que podían escuchar y transmitir los designios y voluntad del Señor”. Bajo esta creencia, se ganaban la confianza, respeto y obediencia de los fieles, y “faltar a su palabra era equiparado a fallarle al Señor”.
Dentro de este escenario, “los damnificados eran reducidos a la servidumbre, ya que también debían limpiar sus casas, cocinarles e incluso dormir a sus pies a fin de asistirlas durante la noche”.
Según consta en el expediente, las víctimas también eran obligadas a cuidar de campos y ganado, o a construir nuevos templos y viviendas, edificaciones que terminaban por ampliar la maniobra delictiva.
Además, se denunció que muchos fueron traslados a Brasil y Paraguay donde también existían anexos del templo Filadelfia.
De acuerdo al requerimiento de elevación a juicio leído en la primera audiencia, “las horas de sueño eran limitadas y la alimentación no era suficiente ya que se les brindaba una sola ración de comida sólida al día, dormían pocas horas y vivían en malas condiciones. Compartían habitaciones y hasta incluso camas”.
Adoctrinamiento
Durante los años de funcionamiento se habrían implementado “rigurosos métodos de adoctrinamiento y castigos”, como así también la prohibición del contacto de las víctimas con personas que no pertenecían a la organización.
La investigación da cuenta que también se imponía la “formación de parejas que presuntamente eran elegidas por Dios. De estas uniones nacían niños que crecían bajo estas creencias y, al llegar a la edad estipulada, eran incorporados al sistema de explotación laboral al igual que sus padres”.
Captación
El proceso de captación se realizaba de forma paulatina donde en un primer momento se les transmitía a los fieles que se congregaban en las distintas filiales que el Templo Filadelfia tenía a lo largo y ancho del país, como así también en países vecinos, “la idea de prosperidad y bendición a cambio de la entrega y fidelidad al Señor”.
Estos templos se ubicaban en localidades de la provincia de Buenos Aires como San Justo, sede central); Pontevedra; Bahía Blanca; también en Banda del Río Salí, Tucumán; Melipal, Neuquén; Guaymallén, Mendoza; y en la ciudad de Salta. Asimismo, también existían al menos dos templos más en Brasil y Paraguay.
Otro método identificado para concretar la captación era la invitación a las denominadas “Fiestas del Señor”, evento anual que se realizaba en la sede central de San Justo.
En estas supuestas fiestas se efectuaban reuniones de culto que comenzaban de una forma habitual y luego las personas se quedaban danzando, cantando y alabando a Dios.
En medio del evento, la líder Eva Petrona Pereyra “se mostraba poseída por el Señor y comenzaba a profetizar en su nombre”. En este marco, se les solicitaba a los fieles entregar lo más preciado, que podía ser tanto una propiedad, como un hijo. Así, los feligreses dejaban a sus hijos en el lugar y quedaban disposición de las líderes del templo.
Castigos
Había castigos físicos y psíquicos, que se podían dar cuando, por ejemplo, se “utilizaba el dinero de las ventas para comprar alimento, manifestar deseo de irse de la congregación o rechazar una pareja, entre otros casos”.
Cuando una persona desobedecía alguna regla, se realizaban reuniones grupales en donde se ponía a la persona a castigar delante de todos y “se le propinaban golpes, insultos y retos vergonzosos delante del resto de las víctimas”. Otro de los métodos de castigo eran los cortes de pelo y el aislamiento social.
Denuncia
La denuncia inicial fue realizada el 18 de diciembre de 2018 por parte de una víctima ante el Juzgado de Garantías N°1 de La Matanza, lo que motivó una serie de medidas investigativas.
Luego, la causa fue radicada en el fuero federal, ante la Fiscalía Federal N°1 de Morón que con la colaboración de la PROTEX, la DOVIC y la DGRADB dispusieron una serie de medidas.
El Juzgado Federal N°3 de Morón dispuso allanamientos en once domicilios, la mayoría de ellos ubicados en la localidad de La Matanza. Los procedimientos se llevaron a cabo el 17 de mayo de 2019 y como resultado hubo 25 detenidos.
“Durante el operativo se secuestraron importantes sumas de dinero -en pesos y dólares-, cuadernos con anotaciones para la hora de rendir las cuentas, recetas, documentación de los inmuebles de la organización, campos en donde se implementaban los castigos y se efectuaba la explotación agraria, entre otros elementos de interés para la causa”, detallaron en el MPF.