El personaje interpretado por Bonnie Aarons regresó a la pantalla hace apenas algunos días con la secuela directa de la película de 2018.
Iniciada en 2013, la franquicia de El Conjuro logró convertirse en una de las propiedades dentro del género de terror más populares y rentables de la última década, con nueve películas estrenadas. Una de las características que la destaca por otras ficciones es que gran parte de ellas han tomado como disparador casos reales, estableciendo una tenue conexión histórica, pero maquillada y ficcionalizada para la gran pantalla.
Probablemente los casos más conocidos sean los abordados en las tres películas de El Conjuro en los que intervinieron tanto Ed Warren como Lorraine Warren. Sin embargo, con grandes licencias, el personaje de La Monja también se conformó a base de un demonio existente en libros, un encuentro y relatos de una supuesta posesión que tuvieron a lugar en nuestro mundo.
Durante la rueda de prensa de El Conjuro 2, película debut del personaje de La Monja, el director James Wan explicó que parte del origen del monstruo surgió a partir de conversaciones con la propia Lorraine Warren de la vida real. Según lo mencionado por el cineasta, la clarividente reconoció que un espíritu estuvo atormentándola durante el caso Enfield, en forma de torbellino con capucha.
Como Wan no tenía muy claro cómo llevar a la pantalla esa descripción y quería evitar caer en el CGI, buscó alternativas para la entidad. Fue entonces cuando decidió añadir al personaje caracterizado como una monja. Tal fue el impacto de este demonio en la audiencia que le valió una película propia que llegó a las salas de cine dos años más tarde.
Para cuando llegó el momento de ambientar la historia el equipo creativo detrás de La Monja eligió situarla en “La Abadía de Santa Carta”, un monasterio existente en Transilvania. Sin embargo, debido a que en ese país es ilegal rodar en el interior de iglesias y que del edificio original solo resiste una parte de la fachada, este fue recreado con decorado y efectos visuales. Aun así, la elección de este lugar emblemático tuvo como fin conectar la ficción presentada con algo de historia.
Curiosamente, puede que la elección de Rumania para la localización de La monja tenga otra motivación. En 2005, Irina Cornici, una monja que vivía en un monasterio ortodoxo de Vaslui Count fue asesinada en lo que se conoce como el exorcismo de Tanacu. El caso fue muy mediático en aquel país ya que la víctima murió en manos de sus propios compañeros de monasterio por la deshidratación, la inanición y los malos tratos que recibió durante su cautiverio. Esta historia también fue llevada a la pantalla por Xavier Gens en la película La Piel Fría.
Por último, si bien no podemos aseverar que Valak “es un demonio real”, vale mencionar que se trata de un nombre bastante reconocido por los demonólogos. Este, a su vez, ostenta el mismo rango y los mismos títulos que se comunican en la película. Sin embargo, su apariencia en la mitología dista bastante a la de la película, ya que su imagen remite a la de un niño con alas.
La Monja está disponible en salas de cine.