Las bajas temperaturas no sólo afectan a las personas sino también a los animales. Saber cómo cuidarlos evitará complicaciones de salud.
La ola polar que afecta a gran parte del país no da tregua. Las temperaturas rompen récords -a la baja- casi a diario y muchas personas ven afectadas sus actividades, al igual que su salud.
Pero no son las únicas: con 11 provincias bajo alerta roja, los animales también sufren el frío extremo, tanto los que viven en el exterior como los animales de compañía que habitan casas y departamentos en las ciudades de todo el país.
Y al igual que en verano, con jornadas de calor agobiante se toman medidas para que perros y gatos no sufran las altas temperaturas, en invierno hay algunos cuidados que deben tenerse en cuenta.
¿Cómo afecta el frío a las mascotas?
Consultado al respecto por Infobae, el diplomado en medicina veterinaria, certificado en analgesia y anestesia Marcelo Zysman (MP 7483) aclaró que “tanto perros como gatos están preparados para las contingencias climáticas”.
Como regla general -esto no ocurre en todas las razas, pero sí en la mayoría- “estos animales cambian su pelaje en función del calor y el frío. Esto significa que cuando vienen días más cálidos, con sol más intenso, es frecuente que se genere un pelo mucho más liviano que desaloja el pelo grueso del invierno, situación que se invierte cuando viene el frío: el pelo finito, levemente de cobertura, se pierde para generar un pelo un poco más grueso y de mayor capacidad de contención térmica”.
En ese sentido, el especialista no aconseja el uso de mantas, capas, poleras o pullovers -menos aún en gatos-. “Entiendo que hay algunos individuos más friolentos que otros, pero recomiendo siempre a las familias meditar el caso, y definir si no es más una cuestión de estética personal que le encanta a la persona cómo le queda a su perrito esa, manta que de protección térmica para el animal”.
“Hay animales que realmente se sienten incómodos, y aunque haya otros que no, lo que hay que tener en cuenta es que, como se dijo, naturalmente la gran mayoría están protegidos para las inclemencias climáticas”, reforzó.
¿Cómo saber si mi mascota tiene frío?
Los animales tienen sus propios mecanismos de regulación de temperatura. “El pelaje los ayuda, al igual que la capa grasa, y también muchos tienden a acurrucarse para contener, para achicar su espacio de contacto al exterior y desde ese lugar limitar la pérdida de calor”, comenzó a explicar en este punto el médico veterinario.
No obstante, aclaró que “hay algunas señales que, más allá de lo afectivo del humano de creer que como él tiene frío el animal también son manifestaciones objetivas”.
En ese sentido, enumeró: “Temblores, que el animal tenga las orejas extremadamente frías o la nariz seca (no fría) pueden ser algunos signos de frío”. “Por supuesto que no se quiera mover, que esté aletargado, que esté envarado -duro con una vara-, que se acurruque demasiado”, describió, al tiempo que agregó: “Otro detalle que es importante mencionar es la piel; si sin presencia de pulgas ni garrapatas o sarna, o sea, sin haber enfermedades de base, la piel se presenta escamosa, irritada o seca puede ser que el animal esté padeciendo frío”.
También destacó que hay factores predisponentes que hacen que el animal no termorregule correctamente, es decir que no maneje tan bien su temperatura corporal, como la edad, o condiciones de salud de base, como por ejemplo, “los perros o gatos hipertiroideos no compensan bien su temperatura”.
Cómo proteger a perros y gatos del frío
Más allá de los mecanismos y estrategias que cada animal pueda tener para mantener su temperatura corporal, algunos cambios de hábito en los meses de más frío pueden ser de gran ayuda. Al respecto, Zysman enumeró tres aspectos clave que no se deben descuidar en el cuidado de las mascotas en invierno:
Ejercicio
Bien sabido es que la necesidad de movimiento es muy importante para los animales de compañía. Y sobre todo en los perros, que necesitan salir a hacer sus necesidades y gastar energía al exterior, el frío puede ser un condicionante.
Habida cuenta de que los días fríos condicionan a que, como regla general, uno no tenga ganas de salir corriendo rápidamente en temperaturas extremas, es importante fundamentalmente en los animales de vida urbana que cuando los sacamos a pasear a la mañana o a la noche no sobre exigir el paseo, o sea, que salga corriendo al momento en que salimos a iniciar el ejercicio”, recomendó el especialista, quien comparó: “Es algo así como cuando una persona hace actividad física y primero precalienta para luego lo hace más intensivo”.
Además, aconsejó “hacer varios paseos cortos en lugar de un paseo largo”.
Alimentación
“Evidentemente la necesidad de calorías que tiene un cuerpo que enfrenta una temperatura fría es diferente a aquel que enfrente una temperatura cálida -señaló Zysman-. Tal como sucede a las personas, que es más frecuente que en verano se satisfagan con una ensalada y una fruta y en invierno les tiente más una sopa o una buena comida de olla, con los animales pasa lo mismo”.
Y si bien aseguró que “los alimentos balanceados vienen preparados para esta condición”, destacó que “es recomendable consultar con el médico o médica veterinarios en caso de querer modificar la dieta en estos días, que son quienes sabrán indicar qué es lo mejor en estos casos”.
Refugio
El resguardo y el lugar de descanso también tienen que ser controlados ante bajas temperaturas. “Es necesario que si el perro vive afuera, en un jardín, patio o alguna extensión de terreno, tenga un lugar seguro y resguardado de la temperatura y el viento extremo para poder descansar”.
La famosa cucha, pero preparada para tal fin: así como en verano no se la pondría en la terraza con chapas y construida con materiales no aislantes, en invierno es exactamente lo mismo, según el veterinario.
En ese sentido, sostuvo que “existen algunos refugios o cuchas que se llaman adiabáticos, lo que significa que no liberan calor y/o frío hacia afuera ni los toman de afuera hacia adentro y en ese lugar, con unas mantas apropiadas y protección de la lluvia, el animal puede descansar”.
El gato, en tanto, sabe autovalerse. Si duerme adentro, solo se ubicará cerca del calor de una estufa. Y en el exterior, “si tiene posibilidades, es un animal que depende de sí mismo y buscará lugar de refugio”, aseguró Zysman. Y concluyó: “También se le puede procurar algún tipo de espacio ya que al gato le gusta encerrarse, tener como una cueva para descansar y protegerse de las inclemencias climáticas”.