Gustavo Giallatani, intérprete y compositor chubutense, relanza su carrera artística en el género pop.
Desde muy chico, el don se despertó en Gustavo Giallatani a través del canto y la interpretación. Pero fue recién en la adolescencia que sintió que quería dedicarse a la música. Como muchos jóvenes, a los 19 años dejó su Trelew natal para probar suerte en la ciudad de Buenos Aires.
Una vez instalado, lo primero que hizo fue ingresar a un coro, cuyo repertorio era música en inglés y jazz, fundamentalmente. “En una de las pruebas, me pidieron que cante y al escucharme me ofrecieron hacer un sólo. Esa fue la confirmación de que estaba en el camino correcto y que a los demás les gustaba como cantaba. Era lo que necesitaba para decidirme a ir por mis sueños”, recuerda.
Su carrera iba en ascenso vertiginoso. A tal punto que, unos productores lo convocaron para ser telonero del mexicano Cristian Castro, en el Festival de Coquimbo. En esa ciudad chilena, Gustavo cantó al aire libre frente a una platea exigente, que superaba las 180.000 personas.
Tiempo después se radicó en Costa Rica, país centroamericano en donde vivía su tío y en donde se largó a cantar tangos, pero en formato más pop, actuando en teatros, eventos privados, y diferentes shows.
Pero su carrera en ascenso vertiginoso le provocó una ansiedad tal que lo hizo hacerse a un lado. Viajó entonces a Venezuela, donde trabajó como modelo de pasarela y vendedor de una agencia de viajes.
A los 29 años, se encontró de nuevo en Argentina, haciendo trabajo de administrativo de 8 horas, de lunes a viernes. Al respecto, Giallatani sintetiza: “No me arrepiento de esa etapa, es más me sirvió para crecer y encontrarme con mi verdadero yo. Si no lograba sentirme más seguro conmigo mismo y aceptarme, menos iba a poder cantar y exponerme a los demás. Siempre interpretaba canciones de otros, esta vez me tocaba interpretarme a mí mismo”. Y así fue como, de a poco, pudo comenzar una etapa, en la que ya no contemplaría el qué dirán ni tendría sobre sus hombros, la mochila de la agobiante búsqueda de aprobación.
Finalmente, el chubutense dejó el trabajo de administrativo y comenzó a dar clases de canto. Así volvió a encontrarse con su destino en el camino que tomó para evitarlo. Entre alumnos y enseñanzas, comenzó a subir a las redes vídeos con sus interpretaciones. Una de ellas, era una versión del tema de su estrella favorita, Whitney Houston, que se mencionó más arriba.