El director estadounidense Brett Morgen, quien dispuso de miles de horas del archivo fílmico familiar de Bowie, logró una joya de 140 minutos de música, vértigo y pasión. Son 48 canciones remasterizadas sobre ese icono del rock y la moda que tue el Duque Blanco.
Se han filmado muchos (y en varios casos muy buenos) documentales sobre David Bowie que abarcaron en parte o en todo sus cinco décadas de fecunda, diversa y extraordinaria carrera artística.
Es que en David Robert Jones -tal el nombre con que nació en Londres en 1947- convivieron muchos “Bowies”: el icono de la música y de la moda, el dandy, el junkie, el bisexual, el artista under, el mesías del glam, el rock star, el compositor conceptual, el artista plástico (pintor, dibujante y escultor), el bailarín, el actor de teatro y cine, el experto en Nietzche, el cultor del budismo y del kabuki…
En ese sentido, “Moonage Daydream” -que este lunes tuvo su estreno mundial en la sección oficial, fuera de concurso, del 75º Festival de Cannes- se suma a la lista de los mejores acercamientos a la figura de El Duque Blanco, Starman, Ziggy Stardust, El Camaleón del Rock, Blackstar. Primero, porque los propios herederos de Bowie -quien falleció en 2016- abrieron todo el archivo (y estamos hablando literalmente de miles de horas) y se lo cedieron al estadounidense Brett Morgen para que lo usara a su antojo.
Y Morgen no es cualquier director: ya había demostrado su talento a la hora de abordar figuras de renombre como los Rolling Stones en “Crossfire Hurricane” y Kurt Cobain en “Montage of Heck”.
En “Moonage Daydream”, proyecto al que le dedicó cinco años de su vida y se encargó también del impresionante montaje, eludió todos los lugares comunes del rockumental tributo: no hay reconstrucciones ni ficcionalizaciones, no hay una narración lineal, no hay un recorrido cronológico, no hay testimonios a cámara que celebren sus logros… Solo se lo escucha a él en grabaciones y no hace falta nada más porque pocos artistas han podido analizar su carrera, el arte en general y su(s) tiempo(s) con la sabiduría e inteligencia de Bowie.
Inclasificable (“Soy un coleccionista de personalidades”, dice en un pasaje del documental), Bowie tuvo muy distintas épocas y de todas ellas Morgen prioriza el período del álbum «The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars» (1972) o su radicación en Berlín occidental para reinventarse con la ayuda de Brian Eno. El único momento en el que se aborda algo de la intimidad es cuando se menciona la relación con Iman, quien fue su compañera durante los últimos 24 años de su vida.
La cinefilia también está presente en “Moonage Daydream” con imágenes de películas de Kubrick, Dreyer, Murnau, Méliès, Eisenstein, Oshima, Buñuel, Bergman, Warhol y Whale. Desde “El gabinete del doctor Caligari” hasta “El triunfo de la voluntad”, pasando por “Nosferatu”, “El séptimo sello”, “La Dolce Vita”, “La naranja mecánica” y “Blade Runner, entre muchas otras.
Lo de reinventarse tiene que ver con que Bowie siempre eludió el conformismo y los encasillamientos, buscó sorprender, explorar nuevos lenguajes, expandir el arte, capturar la quintaescencia de lo contemporáneo. Y Morgen expone esas múltiples facetas en toda su variedad y dimensión, con un estilo propio, un viaje experimental, lisérgico e inmersivo. La idea fue sintonizar desde la estética con la obra de Bowie, de la misma manera en que Todd Haynes lo hizo hace poco en su documental sobre The Velvet Underground disponible en la plataforma Apple TV+.
“Moonage Daydream” será estrenado primero en cines de todo el mundo y fue concebido incluso para verse en salas IMAX (esperemos llegue por esa vía a la Argentina) para luego seguir su recorrido en streaming (HBO tiene parte de los derechos).
Durante los 140 minutos se escuchan en parte o en todo 48 canciones remasterizadas (el productor musical fue Tony Visconti y el sonidista, Paul Massey). Un festín para los fans del Duque Blanco y para todos aquellos que quieran (re)descubrir a un auténtico genio. Un artista total.
Fuente: Télam