Además del diputado camporista e hijo de la vice, hubo otros huecos durante el discurso del presidente en el Congreso de la Nación.
Por segundo año consecutivo, el gran ausente durante la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación fue el diputado del Frente de Todos Máximo Kirchner.
El también líder de La Cámpora y presidente del PJ bonaerense fue el único de la bancada oficialista que no estuvo en el discurso que brindó el presidente Alberto Fernández, quien mantiene un frío vinculo desde la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Si bien la presencia del hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner era «tomada con pinzas», los motivos que confirmaron su faltazo esta vez aún no trascendieron.
Durante el discurso, el mandatario –con quien se vio cara a cara durante la mesa del Frente de Todos (FdT) en la sede nacional del PJ– llegó a destacar el impuesto a las grandes fortunas, una iniciativa que motorizó el propio Máximo Kirchner para amortizar las pérdidas económicas de la pandemia.
Durante diversos pasajes, Alberto Fernández defendió el mecanismo de recaudación y contó que fueron destinados, entre otras obras públicas, a la construcción del gasoducto de Vaca Muerta, y el programa de cooperativas de Obras Tempranas a cargo del Ministerio de Desarrollo Social.
«Inauguraremos el gasoducto Néstor Kirchner a mitad de año. Es la obra de transporte de gas más importante de las últimas cuatro décadas», remarcó. Otra figura de peso del oficialismo que también se ausentó fue el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Sin embargo, a diferencia de Máximo Kirchner, el mandatario bonaerense «faltó con aviso» debido a que la ceremonia del palacio legislativo nacional se pisó con el desarrollo de la apertura de sesiones ordinarias en la provincia, algo que también afectó a jefes provinciales de diversos puntos del país.
En paralelo, el canciller Santiago Cafiero tampoco asistió. El ex jefe de Gabinete e integrante de la mesa chica del Presidente se encuentra desde el inicio de la semana de gira en Bangladesh, donde reinauguró tras 50 años la embajada argentina en Duca, la capital de ese país asiático.
Otros de los grandes focos de la jornada estuvieron puestos sobre los jueces de la Corte Suprema de Justicia, quienes afrontan un pedido de juicio político por parte del Gobierno, que los acusa de actuar en connivencia con la oposición.
Finalmente, pese a esta encrucijada, dos de los cuatro magistrados del máximo tribunal se hicieron presentes: su presidente, Horacio Rosatti, y Carlos Rosenkrantz, mientras que no estuvieron Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda.
Uno de los momentos más candentes en el Congreso se vivió cuando el Presidente fustigó a los magistrados y defendió el pedido de juicio político en su contra.
«La intromisión de la Justicia en la ejecución presupuestaria es definitivamente inadmisible. Excede sus facultades, olvida la regla jurisprudencialmente y pone en riesgo la lógica redistributiva de la Ley de Coparticipación Federal», afirmó respecto al fallo sobre la coparticipación.
En paralelo, Alberto Fernández agregó: «Así como el Poder Ejecutivo padeció la intromisión del Poder Judicial en funciones que le son propias, este mismo Congreso debió soportar la intromisión en sus prerrogativas cuando la Corte Suprema se arrogó indebidamente la facultad de disponer cómo debe este cuerpo legislativo designar sus representantes ante el Consejo de la Magistratura».
NA