El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dejó abierta la posibilidad de que el Gobierno Nacional designe a los jueces Ariel Lijo y Manuel García Mansilla para integrar la Corte Suprema de Justicia por decreto. En una reciente entrevista, Francos confirmó que esa opción «está en análisis», aunque aclaró que aún no se ha tomado una decisión definitiva al respecto.
«Son todas las alternativas que tenemos en análisis, pero todavía no tomamos una decisión al respecto», expresó el funcionario en medio de las negociaciones políticas para conseguir los votos necesarios en el Congreso. El Ejecutivo busca que la Corte esté «integrada» en el corto plazo, ante la inminente salida de Juan Carlos Maqueda, quien alcanzará los 75 años este mes y podría dejar el tribunal.
Francos resaltó la «preocupación» del Gobierno por la situación de la Corte, que quedará con tres miembros en diciembre si no se concreta la designación de nuevos jueces. En ese sentido, el jefe de Gabinete destacó que, si no se consiguen los votos en el Senado para aprobar los pliegos de Lijo y García Mansilla, el Gobierno podría tomar la medida de designarlos por decreto, siguiendo una tradición en la historia política argentina.
«Lo ideal sería que lo designe el Senado, pero cuando estás en minoría, todo cuesta mucho más», señaló Francos, en referencia a las dificultades que enfrenta el oficialismo en el Congreso. No obstante, el funcionario proyectó que, en los próximos meses, el Gobierno podría contar con más legisladores y, de esa forma, lograr una posición más fuerte en la Cámara Alta.
El futuro de los jueces Lijo y García Mansilla
Aunque el pliego de Lijo parece avanzar con más firmeza, al contar con nueve firmas de los legisladores, el escenario de García Mansilla es aún más incierto. Su pliego tiene solo seis firmas, lo que complica aún más su eventual designación.
A pesar de ello, fuentes cercanas al Ejecutivo aseguran que la incorporación de Lijo a la Corte está cada vez más cerca, especialmente luego de que el kirchnerismo mostrara señales de acuerdo para sellar la última firma en su dictamen. Sin embargo, esto no garantiza que los dos tercios de los votos en el Senado sean alcanzados para su confirmación.
La situación de García Mansilla, por otro lado, aún está en la etapa preliminar de negociaciones. En este caso, el Gobierno se enfrenta a mayores obstáculos debido a la falta de consenso en el Congreso, lo que podría obligar a recurrir a medidas extraordinarias, como el nombramiento por decreto.
El reto de integrar la Corte Suprema
Mientras tanto, la Casa Rosada sigue empujando para que ambos pliegos avancen de manera paralela en el Senado. Con una Corte Suprema que está a punto de quedar con solo tres miembros, el Gobierno acelera las negociaciones y busca, a toda costa, garantizar que el tribunal continúe funcionando con una composición completa.
Con la salida de Maqueda a fin de mes y la incertidumbre sobre los nuevos nombramientos, la preocupación por la integración de la Corte Suprema crece en la Casa Rosada. «Es urgente que se resuelva este tema, porque la Corte no puede quedar con tres miembros», concluyó Francos.