El cierre del año pone a prueba la salud física y mental. Estrés, enfermedades digestivas y cardiometabólicas se incrementan entre las comidas copiosas y el cansancio acumulado. Especialistas dan las claves para cuidar el cuerpo y la mente.
“Diciembre no tiene que ser una maratón”. Los especialistas repiten hasta el cansancio las consecuencias de la mezcla de emociones y exigencias que trae consigo el último mes del año.
Para algunas personas, representa un cierre lleno de alegría y encuentros. Para otras, es sinónimo de agotamiento, estrés y un torbellino de emociones difícil de manejar. Mientras las consultas médicas se multiplican, también lo hacen las señales de alerta del cuerpo y la mente.
Pero ¿qué hace de diciembre un mes tan particular para nuestra salud? La respuesta combina múltiples factores: los desajustes en la alimentación, la vida social intensa, las obligaciones laborales y los balances personales, junto con las demandas emocionales de las festividades. Y los expertos coinciden en que este período requiere especial atención y cuidado.
Los desafíos físicos del cuerpo en diciembre
Para el médico clínico Ramiro Heredia (MN 117.882) del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín en Buenos Aires, diciembre marca un pico de consultas relacionadas con diversas dolencias físicas. En su experiencia, algunas de las más frecuentes son:
Enfermedades del tubo digestivo. Los desarreglos alimenticios típicos de esta época pueden generar dispepsia (malestar abdominal), intolerancia digestiva, y agravar condiciones como la gastritis o el reflujo gastroesofágico. “Las comidas más pesadas y las cenas copiosas suelen ser el principal desencadenante de estas molestias”, advierte Heredia.
Enfermedades infecciosas. Con el calor aumentan enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue, y las consultas sobre vacunación, incluyendo la de la fiebre amarilla para viajeros. También son comunes la gastroenteritis y la diarrea del viajero.
Enfermedades cardiometabólicas. La combinación de reuniones sociales, alta ingesta calórica, alcohol, y falta de sueño puede agravar condiciones como el sobrepeso, la hipertensión o la diabetes mellitus. “En las fiestas, las emergencias por crisis hipertensivas, insuficiencia cardíaca y arritmias se disparan”, destacó Heredia.
Afecciones dermatológicas y otorrinolaringológicas. Quemaduras solares, infecciones como la otitis y la conjuntivitis suelen ser comunes por el uso de piletas y la exposición al sol sin protección.
Enfermedades relacionadas con el calor. Desde síntomas leves como el eritema y la cefalea, hasta casos graves de golpe de calor. La deshidratación es un factor de riesgo frecuente.
Estrés físico y agotamiento. Muchas veces, el “estar cansado” puede ser el síntoma de una enfermedad subyacente. “Una consulta médica oportuna es clave para diferenciar el agotamiento del estrés de un problema clínico”, enfatizó Heredia.
El “síndrome de diciembre” y el impacto emocional
En este punto, el doctor en Psicología y docente Flavio Calvo (MN 66.869) introdujo un concepto que encapsula el malestar psicológico asociado con este mes: el “síndrome de diciembre”. Se trata de una sensación de agotamiento físico y mental que encuentra su pico en las semanas finales del año.
En su mirada, “este mes parece que las exigencias laborales se hacen más intensas, los eventos sociales se multiplican, y todos quieren todo lo pendiente algo antes de que termine el año, además, para muchas personas, el balance del año puede generar frustración, tristeza o ansiedad”.
“El cuerpo y la mente responden a la presión acumulada con insomnio, tensión muscular, irritabilidad y, en algunos casos, una necesidad urgente de pedir ayuda psicológica”, explicó Calvo.
A esto se suma el impacto emocional de las celebraciones. Aunque muchas veces tienen un componente de alegría, también pueden reavivar conflictos familiares, intensificar la nostalgia por los ausentes, y generar frustración cuando la realidad no coincide con el ideal de felicidad promovido por las películas.
“La perfección no existe, y diciembre no tiene por qué cerrarse perfectamente. Es solo un mes más”, reflexionó el psicólogo.
Recomendaciones para cuidar el cuerpo y la mente en diciembre
Ambos especialistas coincidieron en que, con algunas estrategias simples, es posible reducir el impacto negativo de esta época y disfrutar de forma más saludable.
Entre las recomendaciones que aconsejaron tener en cuenta figuran:
Mantener los controles médicos al día
Al respecto, Heredia sugirió asegurarse de realizar los chequeos de rutina y consultar con el médico sobre vacunas necesarias, especialmente si se planea viajar.
Adoptar hábitos saludables
En este punto, el médico clínico incluyó la alimentación, y en ese sentido recomendó “optar por una dieta balanceada, con mayor consumo de frutas y verduras. Evitar los alimentos ultraprocesados y moderar las porciones”. Y también hizo referencia a la hidratación: “Beber abundante agua, especialmente en días calurosos es esencial para mantenerse hidratado”.
Respecto a la práctica de actividad física, Heredia aconsejó “mantener el ejercicio regular o aprovechar para comenzar bajo supervisión médica”.
Cuidar la salud mental
Por su parte, Calvo, aportó que cuidar la salud mental es clave siempre, pero más aún en esta época. “La alegría y el estrés conviven, pero también lo hacen la nostalgia, la tristeza y, a veces, la soledad -aportó-. Reconocer estas emociones, sin juzgarlas ni negarlas, es un paso para poder vivirlas de manera saludable. Y si el peso se vuelve demasiado, buscar ayuda profesional puede ser el mejor regalo que nos damos”.
Aprender a identificar las prioridades de cada uno, y no temer decir “no” a compromisos que generan más estrés que satisfacción es, en su mirada, fundamental.
Protegerse del sol y del calor
Asimismo, Heredia recomendó protegerse del sol y el calor. “Usa protector solar, sombreros y ropa adecuada. Mantenerse fresco y utilizar repelente contra mosquitos siempre que estemos al aire libre”, apuntó. Y sumó: “Además, de los riesgos de quemaduras solares y los riesgos a largo plazo que produce la exposición solar, cabe aclarar que una piel íntegra nos aísla mucho mejor térmicamente que una piel que no lo está”.
“Diciembre nos recuerda que somos humanos -concluyó Calvo-. Que podemos estar agotados, emocionados, estresados y esperanzados, todo al mismo tiempo. Que la perfección no existe, y que está bien priorizarse. Porque cuando aprendemos a cuidar de nuestra salud respondemos a nosotros mismos y no a lo que el contexto de un mes determinado nos exige”.
Abordar las corridas propias de este mes con conciencia y autocuidado, evitará, según los especialistas, no sólo riesgos para la salud, sino que además ayudará a disfrutar de lo esencial: la conexión con uno mismo y con quienes nos rodean.