El viernes pasado la ciudadana peruana Franchesca Castro Carranza regresó al país fuertemente custodiada y fue alojada en una Alcaidía de Policía de Ciudad, acusada del crimen de su esposo en 2021. Ahora espera en un calabozo ser juzgada.
Paulo Renato Díaz González (28) murió apuñalado el 22 de julio de 2021. Las cámaras de seguridad ubicadas en las inmediaciones de Avenida La Plata al 200, en Caballito, determinaron que su esposa, Franshesca Castro Carranza (27), era la homicida.
Ese día, cerca de las 6 de la madrugada, la mujer se comunicó al 911 y dijo que su marido había sido víctima de un asalto cuando regresaba de trabajar. Mencionó que, producto de la herida (un corte profundo en el pecho), cayó desvanecido al ingresar a su casa.
Agentes de Homicidios de la Policía de la Ciudad tomaron testimonios a familiares del matrimonio peruano y analizaron las filmaciones y notaron que ninguna cámara había registrado el ingreso de Díaz González al domicilio por una razón evidente: su esposa había mentido.
Aunque las imágenes de los dispositivos de seguridad echaron por tierra la coartada, esa versión le dio el tiempo suficiente para escapar mientras la emergencia se ocupaba del herido. Para ese entonces, ella se había esfumado.
Junto a la Unidad Criminalística Móvil (UCM), encontraron en la vivienda un cuchillo del tipo cocina, con manchas de sangre. Otra pista sobre el autor -o autora- del homicidio había quedado impregnada en los pisos de la casa debido a que presentaba indicios de haber sido aseada de forma reciente.
A quienes se encargaron de esa limpieza se les escapó otro detalle importante. Los policías determinaron, más tarde, que el goteo hemático en el pasillo correspondía a la caminata que hizo la víctima desde el departamento hacia al hall del edificio, en un intento desesperado por huir de la muerte.
Los detectives ya no tenían dudas sobre el rol de Castro Carranza en el crimen. Con las pruebas, el Juzgado Nacional Criminal y Correccional Nro. 16 a cargo de Mariano Iturralde pidió la detención de la madre y la hermana de la presunta asesina, quienes recibieron a la Policía el día del hecho y podrían haber ayudado a limpiar la escena y crear una distracción.
Con el nombre de Castro Carranza, en tanto, se emitió una orden de captura internacional. Tenían fuertes sospechas que la esposa de la víctima ya se había escurrido hacia Perú.
Dos años pasaron hasta que los investigadores de la fuerza de seguridad porteña lograron dar con el dato preciso de su ubicación. “Estaba viviendo en una localidad peruana, haciendo vida normal, como si nada hubiera pasado. Como nadie sabía que era buscada, nadie la molestaba”, detallaron fuentes del caso.
La mujer se había asentado en el distrito La Esperanza, un conglomerado urbano conocido en sus orígenes como “Huaca la Esperancita” y uno de los más importantes de la provincia de Trujillo, con casi 190 mil habitantes.
Los agentes dieron aviso a Interpol y, el 14 de julio de 2023 fue capturada. La detención estuvo a cargo de la Policía Nacional de Perú de Bellavista. Desde entonces aguardaba ser extraditada a Argentina.