El primer debate presidencial entre Harris y Trump encendió la campaña con fuertes acusaciones sobre economía, aborto e inmigración.
Durante los 90 minutos que duró el debate, la economía fue uno de los principales puntos de choque entre Kamala Harris y Donald Trump. La vicepresidenta demócrata intentó desvincularse de la administración de Biden, presentando un paquete económico que promete mejorar los resultados actuales. Sin embargo, Trump no dejó pasar la oportunidad de acusarla de plagiar el plan económico de Biden.
Harris aseguró que la administración demócrata ha hecho esfuerzos para reparar los daños económicos que, según ella, fueron causados por el mandato de Trump. «Nos dejó el peor desempleo desde la Gran Depresión», sentenció la candidata.
El derecho al aborto fue otro de los temas que avivó el debate. Mientras Harris defendió el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, Trump acusó a su rival de apoyar «abortos a término», una afirmación que fue rápidamente desmentida por Harris y los moderadores del debate.
Trump sin apoyo femenino
Trump no logró captar el apoyo de las votantes jóvenes, un sector clave que Harris busca asegurar con su firme defensa del derecho al aborto. «Trump no debería decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo», afirmó Harris con contundencia.
El manejo de la inmigración durante el gobierno de Biden también generó fuertes cruces. Trump lanzó acusaciones sin respaldo empírico sobre las condiciones de los inmigrantes, lo que fue rápidamente refutado por los moderadores del debate.
Harris evita caer en la provocación
Aunque Trump hizo declaraciones impactantes sobre la inmigración, Harris se mantuvo firme en su enfoque, prefiriendo centrarse en las soluciones a largo plazo que su administración propone.