Una misión científica sin precedentes cautiva desde hace días a miles de argentinos. Se trata de la campaña Talud Continental IV, una expedición liderada por el Conicet que explora el cañón submarino de Mar del Plata a bordo del buque Falkor. A través de YouTube, el viaje transmite en vivo las inmersiones del robot submarino SuBastian, revelando una biodiversidad asombrosa… y también el preocupante impacto humano en el fondo del mar.
Desde el domingo, más de mil personas se conectan por noche para ver corales de aguas frías, estrellas marinas, crustáceos, peces de profundidad y organismos nunca antes filmados en su hábitat. Las imágenes, transmitidas en tiempo real por el canal del Schmidt Ocean Institute, generaron furor en redes sociales. Incluso, muchos usuarios ya bautizaron a las especies: como “Batatita” (una Benthodytes violeta) o “la estrella culona”, en referencia a un curioso equinodermo.

El corazón del océano argentino
La zona estudiada está frente a Mar del Plata, en el límite entre la corriente cálida de Brasil y la fría de Malvinas: una frontera biogeográfica de alta biodiversidad. Esta nueva campaña da continuidad a Talud Continental I, II y III, realizadas en 2012 y 2013 a bordo del Puerto Deseado. Pero ahora, con tecnología superior y un foco adicional en divulgación.
El SuBastian puede sumergirse hasta 4.000 metros y capturar imágenes de alta resolución sin alterar el ecosistema. Fue así como el investigador Mariano Martínez, desde el Falkor, pudo ver por primera vez en vivo a la especie que describió en 2014. Un momento emocionante, compartido también por la directora del Ibiomar, Soledad Leonardi: “Es un orgullo que nuestros investigadores lideren una expedición tan importante”.

Biodiversidad… y basura
En paralelo al hallazgo de nuevas especies, los científicos también detectaron un lado oscuro del fondo oceánico: bolsas plásticas, redes de pesca y otros residuos humanos a más de 1.000 metros de profundidad. “Esto confirma que el impacto humano llega a los ambientes más remotos y vulnerables del océano”, advirtió el biólogo Martín Brogger.
La basura no solo contamina visualmente: puede alterar el ecosistema, afectar a especies sensibles y de crecimiento lento, y comprometer hábitats estructurales formados por corales y esponjas.
