Su figura fue una de las más influyentes en la política internacional del siglo XX.
El ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger festejó el sábado su cumpleaños número 100, aun en plena actividad y como fuente de consulta permanente por distintos protagonistas de la política, no solo de su país sino de otras latitudes.
Kissinger todavía conserva la atención de la diplomacia mundial y comparte sus consejos de geopolítica, generando adhesiones y controversias, como en su época de apogeo, durante los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford en la década del ’70.
Si bien sus apariciones públicas fueron escasas durante los últimos años, de todas formas siempre se mantuvo cerca de las figuras del poder estadounidense, tanto demócratas, como Hillary Clinton, o republicanos, como el caso de Donald Trump, entre tantos otros.
Nacido en Alemania, en 1913, huyó de los nazis en 1938 y junto a su familia se instaló en Nueva York. Mientras estudiaba por la noches, el joven Kissinger trabajaba de día en una fábrica de brochas para afeitar. Hijo de un profesor, integró el contraespionaje militar y el Ejército de Estados Unidos antes de iniciar una carrera brillante en Harvard.
El centenario político fue protagonista central de la diplomacia mundial durante la Guerra Fría, y además de haber ganado el Premio Nobel de la Paz en 1973, inició un histórico acercamientos Rusia y China en los años ’70, con una visión pragmática del mundo, una «Realpolitik» (anteponer los intereses
nacionales) al estilo estadounidense.
Sin embargo, su imagen quedó empañada tras apoyar la guerra de Vietnam, el golpe de Estado en Chile, la invasión a Timor Oriental y los bombardeos en Camboya. Además, su intervención fue decisiva en el origen de la crisis del petróleo, en 1973, cuando respaldó a Israel luego de que este país fuera atacado por Egipto y Siria.
Su participación en el derrocamiento de Salvador Allende en Chile le valió innumerables críticas y hasta una demanda en 2004, de la que salió indemne. «Para mí, no hay ninguna duda de que su política causó cientos de miles de muertes y destruyó la democracia en varios países. Me sorprende que se saliera con la suya«, aseveró Reed Kalman, abogado especialista en Derechos Humanos, en declaraciones a la prensa estadounidense.
Kissinger y el fútbol:
Su influencia no solo abarcó el aspecto puramente político, ya que como buen amante del fútbol, fue uno de los principales impulsores para que Estados Unidos organizara el Mundial ’94, recordado por los argentinos debido a la exclusión de Diego Maradona tras su caso de dóping.
Antes, en 1978, había apoyado a la dictadura militar en su lucha contra la subversión y estuvo casi una semana en la Argentina para presenciar algunos partidos del Mundial que finalmente ganó el equipo albiceleste, conducido por César Luis Menotti. (NA)