En un giro inesperado en la historia de una de las marcas más icónicas del mundo, la Coca Cola se enfrenta a una situación sin precedentes: sus productos se están pudriendo en las góndolas debido a la crisis económica que atraviesa el país.
La recesión económica, que muchos denominan como la «crisis de Milei», ha golpeado duramente las ventas de la reconocida bebida gaseosa. La firma, conocida por su alta rotación en los estantes de supermercados y tiendas, se ha visto obligada a tomar medidas drásticas para evitar pérdidas aún mayores.
En un intento desesperado por dar salida a su mercancía antes de que se venza, la empresa ha lanzado promociones inusuales, ofreciendo descuentos significativos en botellas que están a punto de vencer en tan solo 20 días. Este hecho, que rompe con la imagen de frescura y calidad asociada a la marca, ha generado preocupación entre los consumidores y expertos del sector.
El caso de la Coca Cola, que enfrenta una situación inédita en su historia, pone en entredicho el discurso libertario que promueve una economía desregulada y minimiza el rol del Estado en la protección de los consumidores y la estabilidad económica. Este episodio podría marcar un antes y un después en la percepción del impacto de las políticas económicas sobre las marcas y los productos de consumo masivo.