El arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, manifestó su preocupación sobre ese tema ante el Consejo de Seguridad, en Nueva York.
La Santa Sede, preocupada por la violencia sexual en los conflictos bélicos
El arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, manifestó con «particular preocupación» «el deplorable aumento del uso sistemático de la violencia sexual en los conflictos armados, por parte de actores estatales y no estatales».
En su exposición del lunes 23 de abril en Nueva York, durante el debate del Consejo de Seguridad titulado «Mujeres, paz y seguridad», Caccia afirmó que esos hechos suscitan «gran alarma» también por «los efectos negativos de la violencia sexual sobre las oportunidades educativas y los medios de subsistencia de las mujeres». Al mismo tiempo, sostuvo que preocupa «el apoyo financiero a las organizaciones extremistas violentas y la trata de personas».
Habría, pues, dos caminos indicados por el arzobispo para combatir ese flagelo: en primer lugar, poner fin a los «reiterados intentos de borrar las diferencias entre mujeres y hombres», ya que tales acciones «distraen y socavan los esfuerzos críticos para abordar el impacto nocivo de la proliferación y tráfico de armas contra mujeres y niñas».
En segundo lugar, afirmó monseñor Caccia, «es importante subrayar que la participación plena, igualitaria y significativa de las mujeres en la prevención y resolución de los conflictos aumenta las posibilidades de lograr una paz sostenible».
Desde esa perspectiva, concluyó el arzobispo, resulta «fundamental» reconocer a las mujeres como «agentes de cambio y aumentar su participación en los esfuerzos de construcción de la paz, apoyando su igual dignidad».