Un estudio reciente, publicado en la International Journal of Gynecology & Obstetrics, insta a los profesionales de la salud a controlar el riesgo de transmisión materno-infantil de la enfermedad de Chagas, a través de un protocolo que incluya el cribado y el diagnóstico, tanto de embarazadas como de recién nacidos, para evitar la transmisión de madre a hijo, se informó hoy.
«Es sabido que una mujer que realizó el tratamiento antes de estar embarazada ya no transmite Chagas y existen muchos casos de madres que han tenido un primer hijo, y hasta más de uno positivo, y que una vez que se trataron tuvieron un bebé sin Chagas. Por eso, es importante hacer un abordaje a esa mujer en edad fértil, que aún no está programando su maternidad, para realizar el diagnóstico oportuno y, de resultar positiva, brindarle tratamiento, porque está demostrado que es una acción de control para los potenciales casos de Chagas de transmisión materno infantil», sostiene Marcelo Abril, director ejecutivo de la Fundación Mundo Sano.
En el marco del Día por «Una Argentina sin Chagas», que se celebrará el 26 de agosto, la Fundación Mundo Sano informó que el estudio fue realizado por esta entidad argentina, junto con el Instituto Palacios de Salud de la Mujer (Madrid, España) y el Servicio de Microbiología y Parasitología, Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, Universidad de Murcia (España).
Asimismo, participaron el Servicio de Obstetricia y Ginecología, Hospital Universitario de Guadalajara, Ginecología y Obstetricia Universidad de Alcalá de Henares, el Centro de Microbiología, Instituto de Salud Carlos III, y el Departamento de Obstetricia y Ginecología, Universidad de Alcalá de Henares, Hospital Ramón y Cajal, todos de España.
«Esta enfermedad desatendida constituye un problema de salud pública que requiere el compromiso de todos», sostiene un comunicado de Mundo Sano.
«Es sabido que una mujer que realizó el tratamiento antes de estar embarazada ya no transmite Chagas y existen muchos casos de madres que han tenido un primer hijo, y hasta más de uno positivo, y que una vez que se trataron tuvieron un bebé sin Chagas. Por eso, es importante hacer un abordaje a esa mujer en edad fértil, que aún no está programando su maternidad, para realizar el diagnóstico oportuno y, de resultar positiva, brindarle tratamiento, porque está demostrado que es una acción de control para los potenciales casos de Chagas de transmisión materno infantil»
Actualmente, se estima que la transmisión congénita del Chagas es la principal vía de transmisión de la enfermedad.
En Argentina hay 1,6 millones de infectados y 7 millones de personas en riesgo de contraer la enfermedad; y cada año nacen 1.200 bebés con Chagas, cuya mayoría no accede al diagnóstico y tratamiento.
Según estudios existentes, el riesgo de transmisión de madre a hijo oscila entre el 5% y el 12%, siendo especialmente elevado en países donde la enfermedad de Chagas es endémica.
El Chagas es una infección que puede presentarse en forma asintomática, que puede ser transmitida en cualquiera de sus fases, ya sea aguda o crónica, en cada embarazo a las generaciones sucesivas, agrega el comunicado.
Por eso, desde 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el diagnóstico de la enfermedad de Chagas a mujeres y recién nacidos que residan o provengan de países con antecedentes de transmisión vectorial (mediante insectos).
Para lograr una búsqueda activa de los pacientes asintomáticos se requiere de visibilidad, divulgación y educación, no sólo para que el posible afectado conozca sobre la enfermedad, sino también para fortalecer la formación de los equipos de atención primaria, donde el rol activo por parte de médicos de familia, pediatras y ginecólogos es necesario para a universalizar el acceso a la salud de las personas afectadas por esta enfermedad, añade.
En el caso del recién nacido hijo de una mujer con Chagas cuyo diagnóstico resulta negativo al momento del nacimiento, es esencial vigilarlo durante, al menos, los primeros nueve meses de vida. Mientras que, después del primer año, el estudio se debe realizar a los niños que proceden de zonas donde la enfermedad es endémica o cuyas madres tienen Chagas y no fueron controlados durante ese período inicial.
Aunque casi el 80% de los recién nacidos son asintomáticos, es necesario descartar la presencia de signos y síntomas típicos de la fase aguda de la enfermedad ya que, si no se trata, puede ser crónica, donde el 30% de los pacientes pueden desarrollar anomalías orgánicas, aumentando el riesgo de muerte prematura y discapacidad grave.
La publicación considera esencial iniciar el tratamiento en recién nacidos tan pronto como se diagnostique la enfermedad de Chagas.
La tasa de curación demostrada por estudios parasitológicos e inmunológicos alcanza entre el 90% y el 100% de los casos, si el tratamiento se inicia en el primer año de vida.
Una vez que se diagnostica la enfermedad a una mujer embarazada, el diagnóstico debe extenderse a su núcleo familiar, hermanos y padres, explica.
El Chagas es una enfermedad parasitaria causada por el microorganismo Trypanosoma Cruzi, y se transmite por la picadura del insecto conocido como vinchuca, por transfusión sanguínea o trasplante de órganos, y durante la gestación o el trabajo de parto.
Aunque es endémica en 21 países de América Latina, de los cuales Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia y México son los que poseen un mayor número de población afectada, la transmisión de madre a hijo ha provocado su expansión a otros países y continentes.
En el mundo la enfermedad afecta de 6 a 8 millones de personas, de las cuales 1,2 millones son mujeres en edad fértil. Y se estima que al año 9.000 bebés heredan la enfermedad de Chagas de su madre. (Télam)