Es la despedida de su exitosa gira “The Celebration Tour”. El espectáculo, llevado a cabo en Copacabana, fue gratuito. Sus admiradores tomaron la ciudad a la espera del histórico show.
La cantante estadounidense Madonna protagonizó este sábado por la noche un histórico concierto gratuito de unas dos horas y media en la playa de Copacabana de Río de Janeiro, ante un público calculado en 1,5 millones de espectadores.
La reina mundial del pop de 65 años apareció en el escenario de 812 metros cuadrados montado en las arenas de la playa más emblemática de esta ciudad brasileña para cantar «Nothing Really Matters» (1998), considerada como una de sus canciones más personales.
Vestía un quimono negro sobre ropas cortas también oscuras y fue ovacionada por sus cientos de miles de admiradores incondicionales, algunos de las cuales la esperaron por casi doce horas para garantizarse los lugares más próximos. Luego cambió varias veces de vestimenta e incluso se puso un traje con los colores amarillo y verde de la bandera brasileña, los mismos con los que pintó sus uñas.
El responsable por presentar el concierto fue Bob The Drag Queen, que interpretó «Its a celebration» vestido de la reina María Antonieta en referencia a la vestimenta utilizada por Madonna para presentar «Vogue» en los Premios MTV de 1990.
El público ya estaba animado a la hora en que su ídolo apareció, a las 22:36 hora local (1:36 GMT del domingo), con casi una hora de atraso, ya que el pinchadiscos estadounidense Diplo se encargó de calentar los motores con una selección que incluyó varios clásicos del funk, el género nacido en las favelas de Río de Janeiro.
Con el concierto de este sábado Madonna puso fin a la gira de conmemoración de sus 40 años de carrera, «Celebration Tour», en la que hizo un repaso de toda su carrera y en la que incluyó sus mayores éxitos, como «Like a Virgin», «Vogue», Holiday» y «Like a prayer».
También se ganó el público al llevar a un conjunto de niños percusionistas de una escuela de samba para acompañarla en la interpretación de ‘La isla bonita’, canción en la que vistió la camiseta de la selección brasileña de fútbol y en la que se presentó junto a la popular cantante y drag queen Pabllo Vittar.
La reina del pop no les dio respiro a sus admiradores y fue encadenando uno tras uno los mayores éxitos en sus 40 años de carrera ante un público, principalmente mujeres y personas del colectivo LGTBI, que coreó y bailó todas las canciones.
La masiva movilización provocada por Madonna obligó a las autoridades a cerrar todos los accesos del barrio de Copacabana para vehículos casi cinco horas antes del inicio del espectáculo y a montar una infraestructura similar a la usada en las fiestas de Reveillon, cuando hasta tres millones de personas despiden el año en esta arena.
El concierto fue histórico para Madonna, que nunca tocó para un público tan numeroso. La estadounidense igualó la marca que lograron los Rolling Stones en febrero de 2006, cuando atrajeron a 1,5 millones de personas también a la playa de Copacabana.
La misma playa ha sido escenario de otros dos conciertos aún más multitudinarios, el de Rod Stewart en 1994 con 3,5 millones de personas y el del brasileño Jorge Ben en 1993 con 3 millones, que figuran en el libro Guinness de Récords.