Los defensores del líder espiritual tibetano afirman que la situación fue malinterpretada y explotada por «la propaganda china».
Centenares de personas marcharon en París en apoyo al líder espiritual tibetano Dalai Lama, que fue duramente criticado tras la divulgación de un video en el que obliga a un niño a que lo besé en la boca en un evento ante miles de personas.
Según los defensores lo que sucedió en la secuencia difundida en todo el mundo «fue malinterpretado» y explotado por «la propaganda china». «¡Dejen de difamar a su santidad!, «Stop a la propaganda china», reclamaban los participantes en el acto.
La concentración se llevó a cabo frente a la sede de France Télévisions, para denunciar «a los medios y las cadenas de televisión que no hicieron su trabajo de periodistas y reprodujeron la propaganda china», según expresó un portavoz de la comunidad tibetana.
La protesta fue convocada por seis asociaciones, en respuesta a las reacciones hostiles que provocó la difusión de un video en el cual se ve al Dalai, de 87 años, preguntándole en inglés a un niño: «¿puedes chuparme la lengua?», antes de sacar su lengua. En la marcha participaron muchas familias con menores, que portaban banderas tibetanas y retratos del líder religioso.
El 10 de abril, Lama se disculpó ante el niño y su familia y explicó en su cuenta de Twitter que «suele bromear con la gente que conoce de forma inocente y juguetona, incluso en público y ante las cámaras».
«Su santidad desea pedir disculpas al niño y a su familia, así como a sus muchos amigos de todo el mundo, por cualquier dolor que sus palabras hayan podido causar», indicó un comunicado en su cuenta oficial de Twitter.
La comunidad tibetana exiliada en Francia consideró que hubo «una interpretación errónea del video» y lamentó la circulación de «hechos descontextualizados», algo que entristeció profundamente e hirió a la comunidad tibetana en Francia y en el mundo, según indicaron.
Por su parte, Françoise Robin, profesora de la universidad francesa Inalco (Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales) subrayó que el hecho «fue efectivamente una broma». «Los tibetanos tienen una expresión: ‘come mi lengua’, que sale de un juego entre niños y adultos: cuando los primeros piden dinero o una golosina y los adultos ya no tienen nada para darles, les dicen: ‘come mi lengua'», explicó.
«Captamos muy mal el dolor que esta manipulación causó en los tibetanos», para quienes el Dalai Lama es «su esperanza y su orgullo», agregó.