En medio de la tercera cuarentena en Israel, más de 10 mil judíos ultraortodoxos violaron las medidas sanitarias y participaron del funeral del rabino Meshulam Dovid Soloveichik, victima del coronavirus a sus 99 años. Sin respetar el distanciamiento social ni el uso de tapabocas en la mayoría de los casos, una marea de hombres de negro atravesó las principales avenidas de Jerusalén ante la inacción de las fuerzas de seguridad.
Las comunidades ultraortodoxas son además las más resistentes a la rápida y efectiva campaña de vacunación que viene desarrollando desde el pasado 20 de diciembre el gobierno israelí. Luego de recibir duras críticas de organismos como la ONU y Amnistía Internacional, Israel informó que entregará 5 mil dosis de vacunas contra la covid-19 a la Autoridad Nacional Palestina para que inmunice a los médicos de los territorios ocupados.
«No iré a enfrentar a decenas de miles de personas porque no soy capaz de hacerlo», dijo el vocero de la policía de Israel para la comunidad ultraortodoxa, Shabtai Gerberchik. «¿Qué podemos hacer en esta situación? ¿Puedo entrar con la caballería y los cañones de agua e interrumpir la procesión fúnebre? La ley es muy draconiana, a veces la vida es más complicada que cualquier otra cosa y solo hay que minimizar el daño», agregó el vocero policial citado por el diario Haaretz.
El rabino fallecido, Meshulam Soloveichik, quien contrajo el coronavirus antes de la festividad judía de Janucá en diciembre de 2020 y murió el sábado por la noche, era miembro de una respetada dinastía rabínica y lo reverenciaban todas las facciones ultraortodoxas. La policía no solo argumentó que la procesión era demasiado grande, sino que la sociedad israelí en su conjunto suele violar la cuarentena decretada por la pandemia y puso de ejemplo una fiesta clandestina en Tel Aviv.
Sin embargo, la procesión funeraria generó una enérgica condena de Benny Gantz, el exnúmero dos de la coalición de gobierno ya fracturada y exjefe del ejército. «O cerramos para todos o abrimos para todos», advirtió Gantz. «Así es como se ve el doble estándar en la aplicación de la ley: millones de familias y niños están encerrados dentro de sus hogares y acatan las reglas, mientras miles de ultraortodoxos se congregan en un funeral», publicó en su cuenta de Twitter el líder de la coalición Azul y Blanco.