Cuatro niños fueron asesinados este miércoles en un ataque con hacha en un jardín de infantes en Blumenau, en el estado brasileño de Santa Catarina (sur), una tragedia calificada de «monstruosidad» por el presidente Lula. «Un individuo entró en la escuela con un arma blanca y mató a cuatro niños. Hubo también cuatro heridos», dijo a la AFP una fuente de la gobernación del estado. Esta es la segunda masacre en una escuela brasileña en 10 días.
El autor del ataque, un hombre de 25 años, «se entregó» en una sede de la Policía Militar, donde «fue detenido», informó por su parte la fuerza en un comunicado.
El atacante «saltó el muro con un arma blanca, como un hacha. Golpeó a los niños, especialmente en la región de la cabeza«, dijo a la prensa local Diogo de Souza Clarindo, del Cuerpo de Bomberos. Mató a una niña y tres niños de entre 5 y 7 años, añadió el bombero frente al preescolar privado Cantinho Bom Pastor, de Blumenau, una ciudad de 360.000 habitantes. Al parecer, cuando vio la reacción de las profesoras, huyó saltando de nuevo el muro por el que había entrado y se fue hasta un cuartel de la Policía Militar para entregarse. Desde entonces, se ha mantenido en silencio.
Los heridos son dos niñas de 5 años, y dos niños de 3 y 5, informaron a la AFP fuentes del Hospital Santo Antonio de Blumenau. Según Souza Clarindo, uno de los pequeños se halla en estado «grave».
Las autoridades informaron que en el momento del ataque había cerca de 40 niños en el establecimiento.
«Fue al patio para matar»
Una maestra, Simone Aparecida Camargo, relató que encerró a varios alumnos en un baño para protegerlos del agresor, que mató a los niños en el patio, según el sitio Metrópoles. Los compañeros «lo vieron». «Fue al patio para matar», añadió la docente.
André Nazario relató que su esposa, otra funcionaria del establecimiento, le contó que después de que el atacante se marchó, «fue al patio, vio a los niños (muertos) e intentó reanimar a uno de ellos, sin conseguirlo. Estaba en shock».
Videos de los Bomberos de Santa Catarina mostraron varias ambulancias y vehículos policiales apostados en el exterior del jardín, una edificación baja con dibujos en los muros. Decenas de personas se aglomeraron detrás de un cordón de seguridad, mientras la policía pedía calma y autorizaba a entrar «solamente a padres y madres», según otras imágenes difundidas por el sitio de noticias G1.
«Lucharé con todas mis fuerzas para mantenerme en el camino del Señor, agradezco a Dios por todos los momentos que viví con mi hijo», dijo Bruno Bridi, padre del pequeño Bernardo, de 5 años, fallecido en el ataque. «Hoy llegó al jardín imitando a un conejito, junto con su amigo. Haré valer cada uno de esos momentos», recordó Bridi, entre lágrimas.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva condenó «la monstruosidad» ocurrida: «Una tragedia como esta es inaceptable (…) un acto absurdo de odio y de cobardía», escribió en Twitter.
«Estamos desolados con la tragedia», informó la institución en un comunicado en sus redes sociales. «Trabajaremos incansablemente con las autoridades para investigar los hechos, la motivación y exigir las penas más duras para los involucrados», añadió.
«La ciudad está prestando todo el apoyo posible a las familias», dijo el alcalde de Blumenau, Mario Hildebrandt, que suspendió las clases en las escuelas de la ciudad y celebraciones de Pascuas. El gobernador de Santa Catarina, Jorginho Mello, decretó tres días de luto oficial.
Tragedias repetidas
Los ataques en escuelas se incrementaron en los últimos años en Brasil.
El pasado 27 de marzo, un adolescente de 13 años enmascarado mató con un cuchillo a una profesora, de 71, e hirió a cinco personas, en una escuela en San Pablo. Otras docentes lograron desarmarlo y evitar más muertes. Lo ocurrido desató un debate de larga data sobre la seguridad en los centros educativos, aunque todavía no se han definido medidas concretas en el estado.
En noviembre pasado, un adolescente de 16 años mató a tiros a cuatro personas e hirió a más de una decena en dos ataques en escuelas en la ciudad de Aracruz, en el estado de Espirito Santo (sureste).
En 2019, dos antiguos estudiantes mataron con un arma de fuego a ocho personas en una secundaria en Suzano, a las afueras de San Pablo, y después se suicidaron.
El ataque más mortal registrado en Brasil se produjo en 2011: 12 niños murieron cuando un hombre abrió fuego en su antigua escuela primaria en Realengo, un suburbio en Rio de Janeiro, antes de quitarse la vida.