El formato que convirtió a la Argentina en uno de los principales exportadores de ciclos al mundo logró sobrevivir y adaptarse al ecosistema del streaming.
Al apostar a un nuevo envión de audiencia como ocurrió con otras telenovelas como «Yo soy Betty, la fea», «Pasión de Gavilanes» y «La Reina del flow», que replicaron en el streaming parte del éxito que habían conseguido en la televisión abierta, el próximo 17 de enero llegará a Netflix «Muñeca brava», la tira protagonizada por Natalia Oreiro y Facundo Arana, en sintonía con la actualidad de un género que volvió recargado para demostrar que no perdió su poder de convocatoria.
A fines de los 90, con la llegada de las plataformas y de una saga de series que revolucionaron los formatos narrativos, la cultura audiovisual dio un giro drástico y algunos géneros parecieron declinar, entre ellos las telenovelas.Pero lejos de que esto sucediera, el formato que convirtió a la Argentina en uno de los principales exportadores de ciclos al mundo -incluida la lejana Rusia- logró sobrevivir y adaptarse al ecosistema del streaming, que hasta lanzó un canal exclusivo, «TNT Novelas», y viene alojando en los últimos años algunas de las tiras más exitosas de la historia de la televisión.
A partir del 17 enero, también tendrá la chance de una sobrevida «Muñeca brava», la telenovela protagonizada por Natalia Oreiro y Facundo Arana que desde su estreno el 16 de noviembre de 1998 hasta su última emisión -el 17 de diciembre de 1999- siguieron cada mediodía un promedio de dos millones y medio de personas. El ciclo fue exportado a más de 80 países y traducido a más de 50 idiomas.
Netflix busca repetir el éxito obtenido por esta tira que relata la vida de Mili (apodada Cholito), una mujer rebelde y aventurera, que al crecer y dejar atrás el convento donde vivía se convierte en una empleada de una mansión, donde conoce -y se enamora- del personaje interpretado por Arana.
Los condimentos disruptivos de este melodrama, como el hecho de que la protagonista tiene que hacerse pasar por hombre para jugar al fútbol, fueron una de las razones de su éxito.
La telenovela tuvo su origen en un cuento que escribió Enrique Torres a partir de un encargo del productor de televisión Gustavo Yankelevich.
De título decidieron ponerle «Muñeca brava», como el tango homónimo, por lo que para poder usar el título y así bautizar la historia que acababa de nacer, tuvieron que comprarle los derechos a los herederos de Enrique Cadícamo y Luis Visca, autores de la canción.
Para Torres, quien también estuvo a cargo del guion de «Celeste, siempre Celeste», el éxito de cada novela depende del país. Cambia si se trata de Israel o México.
«Me invitaron a Tel Aviv para darme un premio por la contribución a la difusión del idioma español en Israel por la telenovela ‘Antonella’ que empezaron saliendo con audio original y subtituladas tanto en hebreo como árabe», cuenta el guionista y recuerda un hecho llamativo que explica su renombre en el país.
El guionista recuerda que cuando le otorgan el premio, le dicen: «Con Antonella logró interpretar el espíritu de la ‘mujer sabra´».
Frente al desconocimiento de este término, el presentador explicó que se trata de un fruto del desierto, «muy espinoso por fuera y muy dulce por dentro, como Antonella, como muchísimas mujeres de Israel».