El Parque Nacional Lanín (PNL), junto a comunidades mapuches, lleva adelante un programa de restauración y conservación de la araucaria araucana, una especie única que crece en la provincia de Neuquén y en la región de la Araucanía, en Chile, la cual se vio afectada por los incendios forestales y la degradación ocasionada por el cambio climático.
El proyecto Pehuén, nombre mapuche del árbol, permitirá que en la próxima primavera culmine la etapa 2021-2022. Será con la plantación de 9.000 araucarias provenientes de viveros del PNL y de las comunidades mapuches Puel y Aigo.
Liliana Lozano, técnica forestal del Departamento de Conservación y Manejo del Parque Nacional Lanín, contó que «la araucaria o pehuén es una especie nativa de Neuquén. Está bajo estatus de protección en el PNL, que conserva una buena superficie de esos bosques naturales en la provincia».
«Sobre ese ambiente de araucaria, es que desarrollamos un proyecto que se llama Pehuén, el cual viene siendo llevado adelante desde hace muchos años. Pero ahora estamos haciendo acciones de restauración en zonas de bosque que están degradadas y en este caso es un área que se incendió hace algunos años«, dijo
Lozano hizo referencia a un incendio ocurrido en 2013 en la zona de Ñorquinco, el cual «afectó 1.500 hectáreas de bosque natural de manera severa«, explicó. «Se quemó casi en su totalidad una superficie de bosque puro porque no quedaron plantas verdes o con potencial para producir semillas para que el bosque se regenere por sus propios medios».
La especialista del Parque Nacional Lanín destacó que «este año el proyecto obtuvo financiamiento y se pudo poner en marcha con una escala mayor que permite trabajar de otra manera las acciones que se venían desarrollando».
Hasta el momento lograron plantar 6.000 araucarias pequeñas en las zonas afectadas y para la próxima primavera pretenden plantar otras 3.000, que recién alcanzarán su madurez dentro de 80 años.
El año pasado fueron sembrados 40 kilos de piñones. «Ya en primavera hicimos una primera plantación de 3.000 ejemplares de araucaria y en otoño de este año hemos desarrollado otra etapa, también con 3.000 plantas, que continuará con una tercera instancia en la primavera con otro tanto», indicó la especialista forestal.
Lozano explicó que «el plantín de araucaria se logra a partir de la semilla del árbol y los obtenemos de la comunidad mapuche Aigo, en jurisdicción del PNL, en la cuenca de Ruca Choroy y de la comunidad Puel que gestiona un vivero provincial».
«El proyecto Pehuén es ejecutado en forma conjunta con la Confederación Mapuche de Neuquén (CMN) en una gestión de comanejo de las comunidades con la administración del Parque Nacional Lanín», indicó.
También hay otras instituciones que participan como la Asociación Civil Propatagonia, con sede en San Martín de los Andes, y la Asociación Civil Amigos de la Patagonia, que trabaja en la zona cordillerana con proyectos de conservación y plantación, la Corporación Interestadual Pulmarí y el gobierno de Neuquén.
Isabel Ñanco, de la Comunidad Aigo, ubicada en la cuenca de Ruca Choroy, trabaja en el vivero de la provincia, que es gestionado por la comunidad y es el que tiene mayor producción de plantines de araucaria para el proyecto Pehuén.
«Nosotros cosechamos semillas de piñones y después hacemos almácigos y lo pasamos luego a macetas. Juntamos la semilla en febrero, marzo cuando caen, la dejamos en remojo en la tierra un mes y después la pasamos a maceta donde pueden estar un año para recién plantarlas en la tierra», explicó.
«Nosotros tenemos variedad de plantas nativas pero la araucaria es fundamental para la comunidad porque le permite a la gente vivir con la cosecha de los piñones para hacer harina, da muchos frutos y es muy importante para la comunidad», sostuvo.
Recordó que «la araucaria es un árbol milenario y con el incendio en 2013 se perdieron muchas como también otras plantas nativas como ñires, lengas y cañas colihue».
Otra de las preocupaciones en las zonas rurales de Neuquén es la sequía que se registra en los últimos años porque las lluvias han sido escasas y la nieve del invierno no logra en la época de deshielo compensar el caudal de los ríos cordilleranos.
«El problema que tenemos ahora es que está muy seco, no hay agua y por eso que si el bosque se prende fuego puede descontrolarse y por eso se pide mucha precaución al turismo como a la gente de acá también», concluyó.
Fuente: Página 12