Ella es la que abre y cierra las puertas para definir cuánta «casta» se deja filtrar y cuánta no. Los desplazados le atribuyen el coqueteo con Macri y la incorporación de la «derecha procesista» del interior. Su alianza con el exasesor de Cavallo, Carlos Kikuchi. Qué significa ese terremoto en el mapa libertario.
De niños tenían los roles invertidos. Karina era mascota en los partidos en los que su hermano atajaba pelotazos con la mano con la que no pudo parar los golpes de su padre. No tienen hijos. Ninguno está casado, pero armaron una pareja política. Javier Milei le dice primera dama. Y El Jefe, en masculino. “El Jefe en un partido libertario porque parece que es la única que puede calmarlo. Pero eso también juega con lo que Carlos Maslatón dijo estos días: es la que tiene el fusil y lleva al paredón a los militantes que no le caen bien, hay un doble sentido en ese apodo”, dice Ivan Sverdlick, analista de comunicación política y estudioso de los lenguajes en ascenso.
Karina Elizabeth Milei nació dos años después que su hermano, marzo de 1972. Casa en Villa Devoto, padre chofer del colectivo 111, madre ama de casa, escuela católica. El padre trabajaba en año nuevo, navidad y feriados, días en los que podía llevar la recaudación completa a su casa. En 2019, Milei narró una escena con su hermana a la que suele volverse para terminar de explicarlos. 2 de abril de 1982, la misma casa de Devoto, Malvinas en televisión. Él tenía 11 años. Al parecer, se quejó de lo que veía y dijo que era un delirio. Su padre lo corrió, lo golpeó y lo pateó en toda la cocina. A Karina la internaron. Su madre lo llamó para decirle que su hermana casi muere por su culpa.
Javier Milei: «Kari es Moisés y yo el que divulga»
Algo de esa escena de rescate de a dos parece continuar en la vida de adultos. Tóxicos, armadores de un mundo darwinista donde la izquierda es un “esperpento”, Larreta “un zurdo sorete”, el Estado “una mierda” y el cuerpo un mercado, el colectivero de la 111 parece el hombre detrás de cada pibe del Rappi a quienes ellos se empeñan en hablarle y los golpes del padre-chofer, la descarga violenta, arriba, abajo y al medio, en la tele o cuando él habla y ella sostiene. Él le dice la líder. “Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando –dijo–. Y entonces Dios le mandó a Aarón para que divulgue. Bueno, Kari es Moisés y yo el que divulga”.
Karina vendió tortas un tiempo, estudió relaciones públicas, tomó cursos de dibujo y pintura, hizo un muñeco que él celebró y una maqueta del Banco Central que él destruía en cada función del teatro Regina. Ella usa el tarot y la astrología para moverse en el mundo político. El Presto, uno de los integrantes del espacio, se lo reprochó estos días. “Lo rodearon de gente con prontuario”, dijo sobre él. Y agregó: «Lo que pasa es que Karina es tarotista, no lo digo despectivamente, pero ella ha tirado cartas toda su vida y como ahora la llaman ‘El jefe’ cree que sabe algo pero no sabe nada. Ella tiene conocimientos de política como yo de fútbol».
Históricamente, Karina tuvo bajo perfil. Armó ese look de outsider y pelo despeinado de su hermano como pone el traje a los muñecos que arma con las manos. Llevó la agenda de su hermano primero en las conferencias internacionales y después las entrevistas, horarios y contactos de la carrera política. Pero hace tres meses eso cambió.
Los nuevos, Benegas Lynch y Carlos Kikuchi
Durante el verano, el espacio incorporó dos nuevas figuras. Alberto Benegas Lynch, puerta de entrada a Mauricio Macri, y Carlos Kikuchi, exasesor de Domingo Cavallo y el nuevo Durán Barba libertario. El ingreso desplazó a los armadores del 2020-2021. Ramiro Marra y Eugenio Casielles, ambos ahora legisladores porteños. Y el cambio empezó a notarse, primero el 10 de junio con el fracaso del estadio de Gerli y luego con los cruces de Twitter de esta semana.
Los desplazados dicen que Kikuchi se acercó a Karina, por la influencia que tiene sobre su hermano, e hicieron alianza. Le atribuyen el coqueteo con Macri y el acercamiento a una derecha más recalcitrante prodictadura en el interior del país: Ricardo Bussi en Tucumán, Alfredo Avelín de la Cruzada Renovadora en San Juan. “Van por las provincias a ver qué jefe político queda de los viejos tiempos o qué hijo de jefe político antiguo queda”, se quejan adentro. En general, sectores que estuvieron adscriptos a la dictadura en los ’70 y espantan a los más jóvenes. “Es que hay una diferencia muy grande entre el derechista grande que vivió el proceso militar y que le gustó; el derechista grande que lo vivió y no le gustó y ni que hablar del joven que nació después de 1982”, dice Maslatón a Página/12. “Cae mal. Todos los pibes jóvenes, 18, 19, 20, 25 años, entusiasmados con este nuevo libertarismo. Y los que están en Tucumán se sienten desplazados: ¡como va a venir Bussi!”
Desde afuera coinciden en que Karina ganó espacio en ese contexto. “Maneja la agenda, es su asesora de imagen y además empieza a tener más incidencia en la construcción de la estructura con la identidad que quiere construir y las limitaciones que esa identidad puede tener en cuanto a quién entra y quién no: cuánta´casta´ se deja filtrar y cuánta no”, dice Sverdlick.
Mastalón es uno de los más enojados. “Ahora su hermano entra a los actos saltando con ella. Sólo con ella”, se queja. “La lleva a todos lados. A la gira internacional. Está con el hijo de Bolsonaro. Con Kast en Chile, con Macri. Todo es ella. Está migrando: un liberal con todo el culto a la personalidad, la impone con un perfil que suena bastante raro. Algo extraño está pasando, dice la gente de base”. Polarización con la casta, dicen, pero acuerdan con la casta.
De Espert a Lezama
Hubo una época que no fue así pero todo cambió con las elecciones y el verano. “Milei arrancó la carrera invitado por Espert en octubre de 2020. No tenía la política como plan, empieza a caminar, ciudades, plazas y, por acumulación periodística e interés, inmediatamente se destaca.
Ya en febrero de 2021 se produjo una ruptura política, real, con envidas y egos propio de esto. Ahí arrancó solo y empezó a arrasar, con hordas de militantes que se iban sumando a cada caminata. Un fenómeno ideológico-político-personal que lo agarró desorganizado en la vida familiar y política. Siguieron 20, 30 radios por día, programas especiales, prime time, invitaciones al interior, al exterior, empresarios que le decían: yo te quiero apoyar. La hermana fue un apoyo en momentos duros de su vida, cuando estaba peleado con su padre, y empezó a ordenar todo eso: organiza su vida política, personal, agenda, horarios, entrevistas y así va diciendo: sí, no, sí, no”, sigue Maslatón, el dirigente que viene de la Ucedé, es broker financiero y tuitero.
En septiembre de 2021, hubo un primer movimiento. Cerraban la campaña en Parque Lezama. Lezama II, dicen ellos. Maslatón subió al escenario. Le tocaba conducir como en el Lezama I. La Jefa se acercó. Le dijo que no cante el himno y agregó:
– Nadie en el escenario.
– ¿Nadie? –preguntó él.
– Nadie –repitió ella–. El que habla, habla solo.
El único era Milei. En el interior pasó algo similar. Dice que algunos buscaron la marca para levantar las boletas con nombres parecidos como Avanza la Libertad y una foto. Los hermanos inmediatamente las bajaron. No hubo acuerdos excepto con Martín Menem en La Rioja. “Milei fue a un acto y lo hizo diputado”, dice el antiguo dirigente de la Ucedé, impactado. ¡Imaginate! Había sacado 3 por ciento en las PASO y sacó 14 por ciento en final. Así, por un acto, en La Rioja: ¿te das cuenta?”
Kikuchi entró en el verano a recoger ese botín.
Rubias y antifeministas
La comunicación política empieza a mirar el surgimiento de un repertorio de mujeres populistas de derecha rubias para el que es muy importante la ostentación. El rubio teñido aparece como un acto político en oposición a las diversidades del feminismo. Es un rubio que no intenta parecer verdadero, como dijo hace poco María Esperanza Casullo. Un rubio que no busca transmitir verdad porque lo que quiere transmitir de manera ostentosa es su adhesión al modelo de las elites blanqueadas latinoamericanas. En ese parada política es posible pensar la emergencia de figuras como Jeannine Áñez o localmente a Viviana Canosa a quien Karina le ofreció al parecer la silla de candidata porteña, un dato que también hace crujir a la interna. Canosa entra en esa línea que toma como inspiración a Rita Segato. Karina es rubia real pero juega en la misma posición.
Subió al escenario de Gerli. Salió de gira. Le dijeron la López Rega de Milei. Su hermano la defendió y subieron a Instagram hasta videos de aguante de la Provincia. Pero es cierto que el ascenso de ella coincide con la caída de él, fracaso en Gerli, venta de órganos y portación de armas. Un veneno en el que Milei, como dice Sverdlick, parece volverse enemigo de sí mismo.
“Lo que está muy claro –dice Sverdlick– es que el vínculo emocional con Karina, que va más allá del vínculo político, lo termina inclinando para un lado. No por casualidad pero tampoco por homogeneidad del espacio, ese lado tiene ciertas variables ideológicas: Macri y la derecha más histórica del país y creo que ahí empieza a diluirse cuando intenta generar matices con halcones y palomas y la realidad es que el enemigo más fuerte que tiene en este momento es él mismo. Ni Patricia Bullrich, ni Macri van a sumar a una persona que se va deteriorando constantemente a sí mismo”.
Fuente: Página 12