La serie éxito de la década del ’80 tendrá su revancha.
ALF fue un programa muy éxito que aquellos que vivieron la década del ’80 recordarán con mucho cariño. Contaba la historia de una familia que recibía en su casa a un extraterrestre que venía del planeta Melmac y que los metía en problemas, pero poco a poco se iba ganando el cariño de todos.
Tras cuatro temporadas de éxito mundial, el final del programa dejó con un sabor amargo a sus seguidores ya que en el último episodio ALF es capturado por el gobierno estadounidense.
Durante muchos años estuvieron pidiendo que continuara la historia y finalmente el actor Ryan Reynolds es quien hará real estos pedidos ya que compró sus derechos para hacer que el personaje vuelva a la televisión.
El protagonista de Deadpool es dueño de la productora Maximum Effort, que además de comprar los derechos contará con la colaboración de Paul Fusco, creador del programa, y con la voz original del personaje.
“En Maximum Effort nos encanta asumir riesgos y difuminar las líneas entre espectáculos y patrocinios porque creemos que ambos pueden ser igual de entretenidos. Además de mi amor irracional por ALF mientras crecía, una de las razones por las que licenciamos esta serie fue precisamente porque Paul, Shout! Studios y nuestros intrépidos socios de marca quisieron conspirar con nosotros para devolver la vida a ALF. Sintoniza este sábado”, dice el comunicado que lanzó el actor.
Lo que aún no se sabe es si se continuará con los capítulos que terminaron de grabarse en 1990.
El infierno de los actores de ALF
Si bien pasaron muchos años de su debut y terminó de muy mala manera porque los actores vivieron un verdadero infierno, especialmente los niños de la familia. Benji Gregory, que interpretaba a Brian Tanner, se alejó de Hollywood y se enlistó en el ejército, mientras que Andrea Elson (Lynn Tanner) sufrió bulimia porque le exigían simular que era una niña de 15 años durante las cuatro temporadas que duró el programa, que tuvo un total de 102 capítulos.
Anne Schedeen, que interpretaba a Kate Tanner, reveló que “no había alegría en el set” y que llegaron a tener jornadas que duraron 14 horas. Mientras que Max Wright, que interpretaba al padre de familia, aseguró que “era un trabajo duro y muy lúgubre (…) tenía muchas ganas de que terminara”.
Su carrera fue en picada, especialmente cuando es 2001 lo encontraron consumiendo drogas en una fiesta sexual con más hombres. Desde 1995 padeció una enfermedad que pudo controlar hasta 2019, que murió a los 75 años.