La joven fue raptada desde un automóvil el 3 de abril de 2002 en la ciudad de San Miguel de Tucumán, por una organización delictiva de trata de personas y desde entonces, su madre Susana Trimarco no renuncia a su búsqueda.
Susana Trimarco se disfrazó de proxeneta y reunió testigos claves para que diez acusados fueran condenados a prisión. Hizo lo impensado para encontrar a su hija, Marita Verón, secuestrada un 3 de abril de hace 20 años por una red de tratantes, y a quien continúa buscando incansablemente.
Susana transformó el dolor en una tarea que permitió rescatar a miles de mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual en el país y en el mundo con la Fundación María de los Ángeles Verón.
“Estos 20 años fueron de mucha tristeza, de no tenerla a mi hija”, dice hoy Trimarco. “Voy a seguir con toda la fuerza de mi alma buscándola a Marita, voy a mover granito de arena por granito de arena hasta saber qué le pasó, dónde está y cómo está”, dice con la potencia que la caracteriza.
María de los Ángeles “Marita” Verón tenía 22 años cuando fue raptada desde un automóvil el 3 de abril de 2002 en la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Desde el día en que la joven que era madre de una niña de 2 años desapareció, las investigaciones que encaró sola Trimarco, que hoy tiene 67 años, permitieron a la justicia arribar a la conclusión de que Marita había sido captada por una red de trata de personas que operaba en La Rioja para ser explotada sexualmente.
Gracias a su accionar, el caso Verón llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), convirtiéndose en una causa internacional, y la madre de la joven desaparecida obtuvo reconocimientos mundiales.
Susana cuenta que, a pesar de “esa tristeza y de ese dolor”, con el trabajo hecho en la Fundación que preside obtuvieron “muchos logros”.
“El principal y más importante fue el rescate de tantas mujeres que pudieron volver con sus familias”. valora.
“Desde mi humilde lugar de madre me convertí en la referente de la lucha contra la trata de personas en la Argentina y en todo el mundo. Soy contactada desde diferentes países que me piden ayuda para socorrer a víctimas de este delito, algunas de ellas son argentinas que fueron sacadas del país y vemos la forma de ayudarlas para que vuelvan”, relata.
La madre de Marita reconoce que implica mucho sacrificio mantener la Fundación “con el ritmo con el que trabajamos”, ya que a diario “concurren muchas mujeres a pedir auxilio y todo el equipo pone esfuerzo y todo su corazón para darle una respuesta, poderlas contener y tratar que en toda la situación terrible que están viviendo encuentren un poco de aliento para calmar su dolor”.
Trimarco habla también de cómo les afectó la pandemia del coronavirus. “Tuvo un fuerte impacto para nosotros porque nos cerraron puertas de todos lados”.
Sin embargo, la Fundación se mantuvo abierta “con todos los recaudos necesarios, pero sin dejar de atender a las madres con sus niños y padres que venían a pedir ayuda y acompañamiento”.
La mujer destaca el trabajo y el compromiso de su equipo integrado por abogados, trabajadoras sociales y psicólogas: “Estoy muy agradecida, pude capacitarlos, trasmitirles mis conocimientos y sentimientos, porque este trabajo te nace desde el alma e implica mucha responsabilidad y colaboración”, señala.
Además, reconoce que “hubo momentos en que los profesionales no cobraron su sueldo, pero lo mismo estuvieron dispuestos a poner el cuerpo, con voluntad y sabiduría para atender a las chicas”.
Susana hoy sostiene que su interés principal es que las personas que trabajan en la Fundación María de los Ángeles “se formen y fortalezcan, obtengan el conocimiento que solo se puede obtener atendiendo a una víctima de trata de personas para poder defender sus derechos”.
“No cualquier abogado conoce sobre cómo abordar este delito, hay quienes estuvieron con nosotros desde el primer momento y ahora están trabajando en instituciones públicas, en la Justicia y en el Estado”, agrega.
En esa línea, recuerda que la Fundación se constituyó como querellante en más de siete juicios vinculados al delito de trata de personas.
A partir de esos procesos judiciales “mujeres, adolescentes, niñas, que son como mis hijas, pudieron obtener un poquito de justicia”, destaca Trimarco, aunque considera que “este delito es tan grave, tan perverso que aun con juicio de por medio y con los delincuentes presos, pueden pasar años y las chicas que vivieron estos tormentos seguirán con el dolor que les provocaron, les dañan el alma y no es fácil olvidar”.
El juicio a los acusados
El 8 de febrero de 2012, el juez de instrucción Víctor Manuel Pérez elevó la causa a juicio contra 13 acusados de una red de trata. Sin embargo, en diciembre de ese año, todos fueron absueltos, dado que los jueces argumentaron que los relatos de los testigos eran poco creíbles y tenían contradicciones.
Producto de la presión social, la Corte Suprema de Tucumán revocó parcialmente se falló un año más tarde y ordenó que una nueva sala fijara la pena para diez de los 13 acusados iniciales (dos habían sido declarados inocentes y otro había fallecido).
La sentencia llegó en abril de 2014, aunque recién quedó firme en 2017: los hermanos José Fernando y Gonzalo José Gómez (22 años de prisión), Daniela Natalia Milhein (18), Andrés González (18), Carlos Alberto Luna (17), Domingo Pascual Andrada (17), María Azucena Márquez (15), Humberto Derobertis (12), Mariana Bustos (10) y Cynthia Gaitán (10).
“Yo les dije a ellos (los acusados) si yo no tengo paz, ustedes tampoco la tendrán hasta que aparezca. Yo la voy a seguir buscando hasta que la encuentre”, expresó Trimarco tras la sentencia final.
La Fundación hoy
Actualmente, la Fundación María de los Ángeles tiene dos sedes, una en Tucumán y otra en Buenos Aires, aunque anteriormente había sedes en Córdoba y Santa Fe “que tuvieron que ser cerradas por falta de fondos durante el gobierno del expresidente Mauricio Macri”, revela la dirigente.
A pesar de ese paso atrás, Susana dice que sigue “trabajando articuladamente con todas las provincias para hacer frente a este delito, constituyéndonos como querellantes en las causas judiciales y poniendo a disposición todo el equipo para la atención de las mujeres”.
“Hemos dados pasos importantes en todos estos años, pero todavía falta muchísimo por hacer para erradicar este delito. Por eso debemos seguir trabajando para que los varones no vayan a consumir prostitución, porque sin clientes no hay trata”, concluye Trimarco.
*Línea 145: para denunciar delitos de trata y explotación de personas. Las 24 horas. Gratuita, anónima y nacional.