Cada 16 de septiembre se rememora uno de los días más tristes de la historia argentina, en las que diez estudiantes de secundaria de la ciudad de La Plata fueron detenidos y asesinados por miembros de la Policía bonaerense, solo cuatro de ellos sobrevivieron y hoy se mantiene vigente su memoria.
*Por Ailén Figueroa
En los años 60 y 70 en argentina estuvieron marcados por una enorme dinámica de la lucha de clases que trajo consigo la irrupción a la vida política de una buena parte de la juventud, secundaria y universitaria, que comenzó a organizarse y a confluir con otros sectores, como el movimiento obrero, para enfrentarse contra los gobiernos y las políticas que atentaban contra los intereses de los explotados y oprimidos.
Sin dudas, las influencias de los procesos como la Revolución Rusa, la China, o la Cubana en nuestro continente, y el Mayo Francés o la Primavera de Praga, con la juventud como protagonista, estaban calando hondo en los estudiantes.
El golpe de estado de 1976 y la dictadura cívico militar que gobernó de facto a la Argentina durante 7 años, llevó adelante el plan económico, político, social y cultural, que significó que no haya resistencia ni organización contra la puesta en pie de las bases del neoliberalismo. Necesitaban aplastar a una generación entera. La dictadura comenzó un plan sistemático de secuestro, tortura y desaparición de miles de luchadores, obreros y estudiantes en su mayor parte.
El 16 de septiembre a la noche, en La Plata, el operativo que lleva adelante el Batallon 601 del Ejercito, con la policía bonaerense al mando de Camps y Etchecolatz secuestra a un grupo de estudiantes, militantes, de entre 14 y 17 años, que habían participado en la campaña por el boleto estudiantil en esa ciudad.
En el año 1975 habían logrado conseguir ese derecho, pero en agosto del 76, la dictadura lo suspendió. Identificaron luego a quienes habrían participado activamente de esa lucha, lo que se calificaba como “actos de subversión”.
En ese proceso que se conoció como La Noche de los Lápices secuestraron a Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero, Pablo Díaz, Gustavo Calotti, Patricia Miranda y Horacio Ungaro. Solo 4 de ellos pudieron sobrevivir. Lograron su libertad entre 1978 y 1980, tras estar “a disposición del Poder Ejecutivo Nacional”: Gustavo Calotti, Emilce Moler, Patricia Miranda y Pablo Diaz.
Democracia y DDHH
En 1983, la dictadura militar llega a su fin, agobiada por la crisis económica, la guerra de Malvinas y la irrupción de miles y miles en las calles, luchando contra los militares y por los derechos democráticos. Todas las aberraciones que llevaron adelante las fuerzas represivas ya eran denunciadas durante la dictadura por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y también por organizaciones políticas que, a pesar del terrorismo de Estado, siguieron denunciando los horrores, como así también luchando contra el plan económico militar.
En 1985, como consecuencia de estas luchas, de la democracia, y de la salida a la luz del terror, se llevó adelante el Juicio a las Juntas, donde sólo se juzgó a los principales responsables militares, a los que encabezaban las juntas. En estos juicios, Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, a través de su testimonio, logró que la Noche de los Lápices tomara notoriedad al contar los secuestros y posterior tortura de él y sus compañeros, como así también la desaparición de los que no lograron sobrevivir.
Hoy gracias a ellos y las investigaciones posteriores relatos de otras víctimas y demás, podemos entender que lo que ocurrió tanto con las víctimas de la Noche de los Lápices en particular, como de la dictadura cívico-militar en general, además de horrible, es imperdonable.
Para saber más sobre la historia de los sobrevivientes podes acceder al documental «Los Irrecuperables»: Tres historias de militantes de los 70′ que se enlazan en el juicio al represor Miguel Etchecolatz en 2006. https://vimeo.com/28518622?embedded=true&source=video_title&owner=3482982