El 30 de abril de 1977, un grupo de 14 mujeres, todas ellas madres de desaparecidos por la dictadura, se reunió en Plaza de Mayo y dio inicio a una lucha incansable.
Desde aquel día, Azucena Villaflor de De Vincenti, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard, Cándida Gard, Delicia González, Pepa Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin y dos mujeres más, de las que no se conocen sus nombres, realizaron por primera vez públicamente la icónica pregunta «¿Dónde están?».
Las Madres, transformando su dolor en lucha, se organizaron para reclamar, visibilizar y denunciar colectivamente la desaparición de sus hijxs bajo el terrorismo de Estado y las violaciones a los Derechos Humanos, cometidas desde la instauración del genocidio iniciado por el terrorismo de Estado de la dictadura cívico militar, apenas un año antes de aquella primera ronda.
Bajo la estricta orden de la Policía Federal de «¡Circulen!», ellas, tomadas del brazo de a dos, organizadas, comenzaron a caminar formando un círculo alrededor del monumento a Belgrano en la Plaza de Mayo, hecho que se constituyó en un símbolo de rebeldía y enfrentamiento al terror impuesto por los genocidas.
Aquella primera ronda, conformada luego de un incesante peregrinar por Ministerios, Iglesias, Comisarías y Juzgados, sigue sosteniendo hoy el reclamo por MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA que el Pueblo argentino heredó de estas increíbles mujeres y levanta como bandera de lucha contra la impunidad.
No podríamos hablar de Democracia sin reconocer la fundamental y determinante importancia que ha tenido la histórica lucha de las Madres, contra la impunidad, el olvido y el silencio, en la recuperación, sostenimiento y defensa de la institucionalidad democrática y los Derechos Humanos en nuestro país.
Sus pies incansables y sus pasos infinitos, sus voces cálidas con lxs que sufren y feroces con las derechas genocidas, sus pañuelos blancos, íconos de la lucha contra el olvido y la impunidad.