El cese del fuego finalizó cuando militares ucranianos salieron de la fábrica pertrechados para combatir y fueron atacados por el ejército ruso. En tanto, los gobiernos europeos analizan el proyecto de embargo, y el papa Francisco anunció que viajará a Moscú para «encontrar a Putin».
La situación de indefinición que se vivía en la zona de la planta de acero de Mariupol, en el sur ucraniano -último reducto de resistencia a los invasores rusos-, donde regía un cese del fuego para permitir la evacuación de civiles allí ocultos se rompió este martes, cuando militares ucranianos salieron de la fábrica pertrechados para combatir, y fueron atacados por el ejército ruso, confirmaron fuentes oficiales en Moscú.
Mientras, ya circula entre los gobiernos europeos un borrador de propuesta para boicotear la compra de petróleo ruso, el papa Francisco anunció que le pidió al presidente ruso Vladimir Putin que lo reciba en Moscú y un funcionario de EEUU admitió que el gobierno de Joe Biden prevé que Rusia buscará anexar las provincias separatistas del Donbass.
«Unidades del ejército ruso y de la ‘República Popular de Donetsk’, utilizando artillería y aviones, comenzaron a destruir las posiciones de tiro» de los combatientes ucranianos que salieron de la planta, aseguró el Ministerio de Defensa ruso.
El portavoz de las fuerzas armadas rusas afirmó que el batallón ucraniano Azov, que defiende la planta, «usó» el alto el fuego declarado para evacuar a los civiles de los subsuelos de la acería y «tomar posiciones de tiro en el territorio y en los edificios de la fábrica», reprodujeron las agencias AFP y Sputnik.
Unos 100 civiles fueron evacuados el fin de semana de la inmensa fábrica Azovstal de Mariupol, y este martes finalmente llegaron a Zaporiyia, territorio del sureste bajo control de Ucrania.
La ONU anunció este martes la evacuación «exitosa» de 101 civiles que llevaban semanas atrapados en el complejo industrial.
«Estoy feliz y aliviada al confirmar que 101 civiles fueron evacuados exitosamente de la fábrica metalúrgica Azovstal, en Mariupol», indicó la coordinadora humanitaria de Naciones Unidas para Ucrania, Osnat Lubrani, citada en un comunicado.
En tanto, en el escenario de las sanciones y penalidades que occidente viene asestando a Rusia en rechazo a la invasión, que cumple su día 69, los países de la Unión Europea (UE) recibirán a partir de este martes el borrador de un proyecto de embargo al petróleo ruso y sus derivados, con excepciones para países altamente dependientes, apuntaron funcionarios y diplomáticos europeos a la agencia AFP.
El brazo ejecutivo de la UE, la Comisión Europea, ya dio los toques finales a su sexto paquete de sanciones contra Rusia por la guerra en Ucrania, y la propuesta comienza la fase de definición antes de ser anunciada.
El paquete prevé un cese gradual de las compras europeas de petróleo ruso en un período de 6 a 8 meses, pero con la excepción de Hungría y Eslovaquia, dos países totalmente dependientes de crudo de Rusia por el oleoducto Druzhba.
Otro título de la jornada lo proporcionó el papa Francisco, quien dijo que quiere «ir a Moscú a encontrar a (Vladimir) Putin» para pedirle que frene la guerra.
«A Kiev por ahora no voy. Antes debo ir a Moscú, encontrar a Putin», dijo el pontífice en una entrevista publicada por el Corriere della Sera al ser consultado sobre un posible viaje suyo a la capital ucraniana.
«Lo que está claro es que en esta guerra se están probando armas»
Papa Francisco
Al analizar las posibles causas del conflicto, planteó que «los ladridos de la OTAN en las puertas de Rusia» indujeron a Putin al conflicto, en referencia a la supuesta expansión de la Organización del Atlántico Norte, de perfil pro-estadounidense, hacia los países fronterizos con Rusia.
El de Putin, para el Papa, «es un enojo que no sé decir si fue provocado, pero quizás sí facilitado».
Al mismo tiempo, Francisco no mostró un respaldo pleno a la entrega de armas a Ucrania ya que consideró que «lo que está claro es que en esta guerra se están probando armas».
Por otra parte, Estados Unidos advirtió que Rusia se prepara para anexar las provincias esteñas de Lugansk y Donetsk, en la cuenca minera del Donbass ucraniano, de población rusoparlante que viene manteniendo un enfrentamiento armado con el Gobierno de Kiev y principal motivo de Moscú para justificar la invasión.
«Rusia intentará anexionar la ‘República Popular de Donetsk’ y la ‘República Popular de Lugansk'», declaró la noche del lunes en Washington el embajador estadounidense ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Michael Carpenter.
Separatistas prorrusos en las dos provincias declararon la independencia en 2014. Moscú las reconoció poco antes de lanzar esta guerra, pero no las ha incorporado formalmente a su territorio como sí hizo con la península de Crimea hace ocho años.
En 2014 y 2015 hubo dos intentos de pacificación de la región del Donbass con la firma de sendos acuerdos de paz en la capital de Bielorrusia, Minsk, y la participación de los dos países en pugna más Francia y Alemania.
Sin embargo, Ucrania no cumplió con su propio compromiso, que era el de darle cierta autonomía regional a las dos provincias, Lugansk y Donetsk, y permitir la enseñanza del idioma ruso, e inició un conflicto armado con las milicias prorrusas armadas por Moscú asentadas en esa región, que según cifras de la ONU dejó al menos 14.000 muertos en ocho años.
Carpenter Indicó que para cumplir su objetivo Rusia realizaría referendos (que occidente no reconocerá) a mediados de mayo en las dos provincias y que tiene planes similares para Jerson, una ciudad en el sur cerca de Odesa donde Moscú afianzó su control a partir del 3 de marzo pasado e impuso su moneda, el rublo, reseñó AFP.
Fuente: Télam