La primera función de «La última noche mágica» consistió en aproximadamente dos horas y 20 minutos de un concierto con un montaje escénico de nivel internacional, en el que Tan Biónica sonó consistente a través de un recorrido de 26 canciones de corte pop, con toques de electrónica, que mantuvieron al colmado estadio en una postura festiva.
Con un Chano Moreno Charpentier que pareció alcanzar la redención artística al frente, Tan Biónica cumplió la noche de este sábado con creces su promesa de entregar «una noche mágica» a sus fans, al consumar un regreso absolutamente glorioso en el primero de los cinco conciertos de estadios previstos, el cual se puso en marcha en la cancha de Vélez Sarsfleld.
Se trató de un movilizador reencuentro entre el exitoso cuarteto que completan Bambi Moreno Charpentier, Diego Lichtenstein y Sebastián Seoane, y su público, tras aquella sorpresiva reunión durante el set solista ofrecido por Chano en Lollapalooza Argentina 2023, que ofició de punto de partida para esta saga que continuará este domingo también en Vélez, el próximo 4 y 5 de noviembre se trasladará al Estadio Único de La Plata y cerrará el 8 de diciembre en River.
Es que, en los ocho años que el grupo estuvo separado, el frontman de la banda ocupó un lugar central en la prensa por diversos problemas e incidentes extramusicales que rodearon su vida, lo que por momentos hizo pensar que su andar artístico, al igual que la exitosa trayectoria de Tan Biónica quedarían archivadas en las páginas de la historia del rock local.
Acaso por estas cuestiones, resultó conmovedor el concierto; pero no sólo por la carga emotiva que conllevó, sino también porque encontró a la banda y a su cantante estrella en gran forma, lo que le permitió abordar con madurez un repertorio que de por sí acumula una importante cantidad de hits.
Hubo un sustancioso repaso por todos los discos, inspiradas interpretaciones, una producción de alto nivel, alocuciones lacrimógenas, un estadio colmado y sobreexcitado, y la participación como invitado en un tema de Airbag, lo que configuró un espectáculo a la altura de las circunstancias.
La primera función de «La última noche mágica» consistió en aproximadamente dos horas y 20 minutos de un concierto con un montaje escénico de nivel internacional, en el que Tan Biónica sonó consistente a través de un recorrido de 26 canciones de corte pop, con toques de electrónica, que mantuvieron al colmado estadio en una postura festiva.
A lo largo de un escenario que presentaba una pasarela que permitía acercarse a los puntos más remotos del campo, la banda se fue desplazando en bloque en distintos momentos que mostraron diferentes propuestas, a saber: el reconocido estilo pop que cultivo en su carrera, pasajes dance en los que algunos miembros oficiaron de DJ´s y un formato de instrumentación minimalista.
Todo ello en medio de descomunales efectos lumínicos, juegos con rayos láser, hechizantes gráficas, lluvias de papel picado y alguna que otra explosión.
Y en todo momento, el trayecto fue recorrido por Chano, como gran maestro de ceremonias, quien lo transitó de modo contenido y con un asombroso aplomo, tal vez con la tranquilidad de sentirse arropado por una fraternal camaradería.
Es que como gran base, estaban Bambi, Diega y Seby, quienes apoyados por pistas que reproducían colchones de teclados o tramos con sintetizadores, montaron una consistente estructura de bajo, batería y guitarra, respectivamente; a la que sumaron algunos pianos puntuales.
Exactamente a las 21, las luces del estadio se apagaron y entre el riff de «Seven Nation Army» de The White Stripes y uno de los temas de la banda sonora del filme «La historia sin fin», las pantallas anunciaron «La última noche mágica», mostraron un collage de fotos del grupo y, finalmente, una cámara que seguía por el backstage a cada uno de los integrantes quienes fueron subiendo al escenario desde la pasarela hasta la parte principal.
En medio de una desbordante algarabía se fueron sucediendo éxitos como «Hola mi vida», «Beautiful», «Música», «Loca», «Víctimas» y «Tus horas mágicas», con las cuales el grupo tomó un envión de corte más rockero.
«Estamos tan felices de este regalo que nos están haciendo. Hace ocho años que no nos veíamos. Gracias por venir a esta última noche mágica», lanzó en el medio Chano.
«Pétalos» y «Lunita de Tucumán» fueron encaminando la propuesta sonora a un lugar más dance, lo cual cristalizó definitivamente cuando se armaron dos DJ sets que ocuparon Bambi y Diega para «Vidas perfectas».
Pero sin dudas, el momento lacrimógeno se abrió paso luego de que Bambi se hiciera cargo en uno de los extremos de la pasarela de la voz principal en «Pastillitas del olvido» y, al finalizar, diera lugar a su hermano, que se había tomado un breve descanso en el show.
«Quiero invitar ahora al escenario a un artista que para mí es tal vez el poeta más honesto de toda su generación, con un corazón tan grande como este estadio, que ha sabido latir aún en los momentos más difíciles. Es un artista maravilloso, un gran compositor, pero también es un gran hermano. Pido un aplauso de todo el Amalfitani para recibir a Chano», dijo.
Tras un gran abrazo fraternal y una larga ovación, el cantante tomó la palabra y se permitió una especie de confesión de reality show: «Cuando era chiquitito, soñaba con tocar en un estadio y que la gente grite mi nombre; pero después de un montón de cosas que me pasaron, me di cuenta que hay cosas mejores para hacer. Ser un buen hermano, ser un buen amigo, ser un buen hijo, ser un buen novio».
Con visibles lágrimas en sus ojos y la voz ya tomada por la emoción, completó: «Gracias a los que rezaron por mí en los momentos feos. Tal vez estoy vivo por eso».
El concierto prosiguió con «Las cosas que pasan», «Obsesionario en la mayor» y «La suerte está echada», para pasar luego a un momento menos guionado, lo cual permitió una dosis de frescura.
Fue cuando Chano y Bambi ocuparon un reducido escenario montado en la zona del campo trasero, y con guitarra acústica y piano, plantearon una especie de juego de improvisación de algunas canciones fuera de programa. Así aparecieron «Claramente», de la faceta solista del cantante, y «Poema de los cielos».
Luego se sumaron Diega con un cajón peruano y Seby con una guitarra acústica para volver a la fuente de los primeros días del grupo, como el propio Chano reconoció, y emprender un recorrido que abarcó «La ensalada», «Momentos de mi vida», «Mis madrugaditas» y la seminal «Chica biónica».
«¿Es un bache en el show o está buena esta improvisación?», preguntó el frontman, a pesar de que la respuesta podía contemplar ambas cosas a la vez.
Ya de regreso en el escenario principal, la velada comenzó a cerrarse con el megahit «Noche mágica» a puro papel picado plateado, «Mis noches de enero» y «Arruinarse», con Airbag de invitado, lo que Chano acertadamente definió como «un encuentro de hermanos».
Tras un instante de guitarras al mango, que incluyó un solo de Pato Sardelli tocado con los dientes, al mejor estilo Jimi Hendrix; llegó el cierre con «La melodía de Dios».
Para esta noche y los subsiguientes shows de esta saga se prometen nuevos invitados estrella sorpresa. Por otra parte, el concierto final en River será transmitido por Flow. La mesa está servida para más «noches mágicas».