El policía Darío Jesús Chaves Rubio, de 34 años, fue condenado en Mendoza a prisión perpetua por el travesticidio de Melody Barrera, de 27. El veredicto se dio a conocer a última hora del jueves como cierre de una jornada en la que el acusado hizo uso de sus últimas palabras (“yo me defendí”, aseguró, leyendo) y se escucharon los alegatos fiscales, de la querella y de la defensa.
Melody Barrera fue asesinada de seis balazos en la localidad mendocina de Guaymallén en agosto del 2020. La sentencia fue anunciada poco después de las 22. Horas antes, tras unas diez horas de deliberación, el jurado popular que juzgó a Chaves Rubio había dado aconocer el veredicto de culpabilidad.
El policía fue declarado culpable del delito de “homicidio agravado por odio a la expresión de género o identidad de género (travesticidio), en concurso ideal con homicidio agravado por la condición de sujeto activo, por alevosía y ensañamiento, y agravado por el uso de arma de fuego”.
La Organización no Gubernamental (ONG) de Derechos Humanos Xumek, que puso a los abogados querellantes, celebró la condena con una publicación con la foto de Melody en sus redes sociales y la leyenda “¡Se hizo justicia!”. En ella destacaron «la lucha del colectivo travesti-trans durante este proceso, porque la salida siempre es colectiva. Melody Barrera presente, ahora y siempre!”.
“Pido perdón a la familia, pero yo me defendí”, aseguró Chaves Rubio durante el tiempo que el tribunal le concedió para dar sus últimas palabras, algo que hizo leyendo de un papel. La versión del acusado aseguró que él había pasado por el lugar donde Melody solía ofrecer sus servicios sexuales, y le pregunté “cuánto cobraba y dónde podía conseguir droga”. Según sus palabras, en ese momento Melody le arrojó gas pimienta a los ojos y le quitó el arma reglamentaria. “Me fui y me di cuenta de que me faltaba el arma. Cuando volví, me quiso disparar y forcejeamos”, leyó el policía, quien añadió que cuando logró quedarse con el arma, disparó a Melody.
La versión contradijo testimonios aportados durante el debate oral ante el tribunal, como la de un chofer que trabaja por aplicación que, al pasar por el lugar, escuchó al policía, con los ojos aún irritados, “enojado con la situación”. “Voy a buscar el arma y la voy a cagar a tiros”, dijo Chaves Rubio, detalló el testigo el miércoles de esta semana.
La jornada del jueves comenzó con las exposiciones del fiscal en jefe de Homicidios, Fernando Guzzo, quien acusó a Chaves Rubio de cometer el travesticidio, al que calificó como «un hecho de odio marcado lamentablemente por el ensañamiento y la alevosía”. Guzzo recordó que Melody era una trabajadora sexual, y que por tanto era alguien que se encontraba en condiciones de «vulnerabilidad».
También alegó la querella, representada por Viviana Beigel y Lucas Lecour, integrantes de la organización de Derechos Humanos Xumek. En el último turno, fue el momento de la defensa, encabezada por Pablo Cazabán, que intentó demostrar que el policía mató a Melody para defenderse.
El travesticidio de Melody Barrera
El travesticidio ocurrió la madrugada del sábado 29 de agosto de 2020, cuando Melody recibió seis disparos de arma de fuego disparados desde un vehículo en la calle Correa Saa y Costanera, de Guaymallén, a pocos metros del límite con la capital mendocina. En un sector donde se produjo el crimen, se encontraron varias vainas servidas de calibre 9 milímetros. El peritaje balístico practicado sobre la pistola de Chaves estableció que los proyectiles y las vainas eran coincidentes. Además, los registros fílmicos y un informe georreferencial de las comunicaciones telefónicas que el policía realizó esa noche, lo ubicarían en la zona.
Chaves Rubio quedó detenido más de dos semanas después del crimen, el 17 de septiembre del 2020 , en la misma dependencia donde se desempeñaba. Llegó preso al debate como acusado de «homicidio agravado por el uso de arma de fuego, por odio de género o a la orientación sexual (travesticidio), por la función de policía, ensañamiento y alevosía», que preve la pena de prisión perpetua.
En la espera del veredicto, activistas de las disidencias sexuales e integrantes de la comisión «Justicia por Melody” reclamaron que la condena considere el agravante por odio de género. Es importante «que la condena se de por travesticidio porque el término es muy importante y sale del propio colectivo”, explicó el activista Mario Vargas. «Es una palabra que sirve para contarle a la sociedad de las condiciones de vida y de muerte, sobre todo, de las personas travestis y trans y las necesidades imperiosas de un cambio social» todos los aspectos», indicó.
«Es una oportunidad histórica para que el Poder Judicial con este juicio por jurado empiece el proceso de democratización de la justicia, a tomar nuestras demandas y a construir juntos una sociedad, donde tener una orientación sexual o identidad de género no sea un motivo para el odio”, definió Vargas. De todos modos, añadió, “somos optimistas de haber llegado hasta este momento”, dado que se trató de la primera vez en que en Mendoza un jurado popular juzgó un caso de este tipo.
Consuelo Herrera, delegada provincial del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), dijo que para ellos «es muy importante» estar en Mendoza porque nunca habían tenido la oportunidad de presenciar un juicio en esa provincia «en el cual se esté trabajando el concepto de travesticidio”. También remarcó que a Melody «la mató un policía» y sostuvo que las instituciones de seguridad siempre fueron violentas con las personas trans. A instancias de la Comisión de Justicia por Melody, se desarrolla una campaña para acompañar a la familia y denunciar el asesinato como un crimen de odio por motivo de su identidad de género.
Fuente: Página 12