“Es como un delgado cordón que nunca se rompió en la historia de Francia”, dijo la responsable de su administración.
El Palacio de Versalles, uno de los sitios turísticos más visitados de Francia, festeja este año su 400º aniversario con nuevas propuestas, como la restauración y reapertura de los apartamentos privados de María Antonieta.
El inicio de la construcción del palacio, en un terreno de 800 hectáreas, remonta a septiembre de 1623, cuando el rey Luis XIII ordenó ampliar un pequeño pabellón de caza.
“Este aniversario quiere ante todo expresar la continuidad de la historia de Versalles durante estos 400 años y demostrar no solamente que no se interrumpió, sino que continuamos abriendo [salas], restaurando, reviviendo” el enorme complejo, explicó a la agencia AFP Catherine Pégard, presidenta del organismo público que rige el palacio y el dominio de Versalles desde 2011.
“Es como un delgado cordón que nunca se rompió en la historia de Francia”, añadió.
A partir del próximo 27 de junio serán abiertos al público los aposentos privados de la reina consorte de Luis XVI, la controvertida María Antonieta.
Son 100 metros cuadrados divididos en dos pisos, en torno a dos pequeños patios, donde la reina solía descansar de sus obligaciones con su familia y amigos, entre los que se encontraba el conde sueco Axel de Fersen, su supuesto amante.
Con estas obras, que duraron una década, Versalles completa la restauración de todo el universo privado de la monarca de origen austriaco, que en su corto reinado (1774-1789) disfrutó de sus propios apartamentos en el palacio, de un palacete en los jardines, el Trianon, y de una Aldea privada, donde tenía sus propios animales.
La restauración de todos estos espacios “proporciona una nueva comprensión de la Historia, con esa paradoja entre vida pública y vida privada, etiqueta e intimidad, un condensado de historia extraordinario en apenas unos metros cuadrados”, explicó Pégard.
Destaca la recuperación de los tejidos en seda, con los colores que se presumen originales de la época, como el lila con motivos dorados, o un papel pintado en el que aparece representada una gran piña, un fruto que María Antonieta adoraba.
También fueron restauradas la biblioteca privada, o la sala de billar.
En total, son unos 100 metros cuadrados.
Sometida a una estricta etiqueta y a ceremonias públicas a lo largo de toda la jornada, María Antonieta podía retirarse a estas habitaciones a través de una discreta puerta falsa situada en el Gran Apartamento, donde recibía a la corte.
“Es a través de esa puerta que la reina escapa a la cólera de los revolucionarios el 6 de octubre de 1789”, explica Pégard.
La turba obliga a la familia real a trasladarse a París. María Antonieta “no volverá nunca más a Versalles”, añade la experta.
El Palacio plantea igualmente en septiembre una reapertura de su Galería Histórica, con una docena de salas totalmente repensadas y reamuebladas.
Esas salas ofrecen todo un recorrido por una época gloriosa para las artes en Francia. La Galería “ofrece una perspectiva cronológica a la colección” de muebles y objetos, explica.
Tras la Revolución de 1789, Versalles quedó en estado de abandono.
Aunque en 1793 fue rebautizado como museo, prácticamente todo su mobiliario, sin parangón en la época, desapareció o fue dispersado.
Con 2.300 salones y habitaciones, “las obras son inacabables en Versalles”, reconoce Pégard, que termina pronto su mandato.
Aunque esta experta declina dar una cifra global del coste de todas las obras de restauración, reconoce que no hubieran sido posibles sin el mecenazgo privado, francés e internacional.
Entre esas grandes obras públicas, el “Buffet d’eau”, una fuente de agua que no había sido restaurada “desde hace 130 años”.
Y también los apartamentos del Delfín (heredero de la corona), o de la favorita de Luis XV, Jeanne Du Barry, que “muestra todo una parte oculta de la historia, la vida de las amantes del rey”.
En 2022 el palacio acogió a cerca de siete millones de visitantes, un 16% menos que en 2019. (Télam)