Se trata de uno de los autores riojanos más prolíficos mientras cuenta anécdotas tanto personales como de nuestra tierra. A su entender, en las escuelas se debe enseñar más de historia riojana, porque a partir de allí, se puede enseñar más sobre la historia del país.
“Tenemos años reclamando el federalismo, (…) y es la reparación histórica que la Nación le debía tanto a las provincias del Norte como a Cuyo”, expuso.
Contó que desde niño leía revistas deportivas, de historietas, y se hizo el hábito de la lectura, pero su primer libro fue “una novela que no era muy buena, pero era el primer texto”.
“En Literatura nos hacían leer el Facundo de Sarmiento pero nunca estuve muy de acuerdo. La lucha era contra el puerto pero para tener las mismas posibilidades de desarrollo”, remarcó.
Sus padres dijo, «siempre hablaban de los caudillos y ya se hablaba mal de Sarmiento. Lo que aprendimos era que era puntual, cuando él nunca fue a la escuela porque era de clase media baja, y (…) no se llama Domingo sino Argentino. Con el tiempo fui profundizando y convenciéndome de lo que imaginaba».
«La docencia nunca me entusiasmó sino me gustaba la investigación», dijo y mostró comodidad en el término «historiador».