Al momento de su muerte, el Papa Francisco contaba con apenas 100 dólares como patrimonio personal. No tenía propiedades, inversiones ni cuentas bancarias a su nombre.
Aunque desde 2013 tuvo derecho a un salario anual de 340 mil euros como Sumo Pontífice, nunca lo aceptó. Como miembro de la Compañía de Jesús, hizo voto de pobreza y lo sostuvo durante todo su papado.