Tenía 13 años cuando desapareció en la ciudad de La Rioja el 26 de abril de 2005; cuando sus padres quisieron denunciar la desaparición, les dijeron que tenían que esperar 48 horas; la hipótesis que maneja la familia es que fue secuestrada de la puerta de su casa con fines de explotación sexual.
“Impunidad es lo que sobra en La Rioja. Por eso, queremos que la busquen a nivel nacional e internacional”, subraya su tía María Mercedes Yacante, una ex policía que vino a Buenos Aires para denunciar su caso ante el Programa Nacional Anti Impunidad, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. La causa por la desaparición está caratulada como “privación ilegítima de la libertad” y dice que Peli tenía o tiene (en ese presente entre paréntesis de las mujeres desaparecidas) tez trigueña, un metro sesenta, ojos color marrón claro, cabello castaño largo hasta los hombros y contextura robusta. Su tía desata las palabras de la causa judicial y a la contextura robusta le da forma de vida cotidiana. “El 26, Peli fue al colegio Humberto Pereyra (donde cursaba noveno año), rindió matemática y se sacó un 10. A las 19.30 se preparó la merienda, que era infaltable para ella, porque era de buen comer –recuerda su tía y se ríe recordando a Peli en el sagrado ritual de la leche–, se sirvió dos tazas de chocolatada con tostadas con mermelada y manteca y quedo con la mamá –Bety– de ir a devolverle un pantalón negro a mi otra hermana –Viviana– y unas botas que ella le había prestado para ir a una fiesta de 15. Estaba a cinco cuadras, pero nunca llegó. Entre las 20.30 y las 21.00 a ella se la llevaron. Y nunca más una noticia, ni un llamado, nada.”
Cuando la familia fue a hacer la denuncia, la policía les dijo que tenían que esperar 24 horas. Después de un día les tomaron la denuncia, pero por fuga de hogar. “Nosotros decíamos que ella no se había ido, pero ellos decían que así era el reglamento. Al mes recién la denuncia fue por desaparición”, describe su tía. “En La Rioja es como que se la tragó la tierra. Nadie vio nada. Nadie sabe nada. Tuve que venir a Buenos Aires para enterarme acá que había sido identificada en un hotel en el que se hizo un allanamiento. Nunca se nos dijo que había sido reconocida por alguien en Córdoba”, crítica Yacante.

En la causa judicial consta que el dueño de un hospedaje de la ciudad de Córdoba, Alejo Villarreal, reconoció la foto de Peli Mercado como una de las tres mujeres que acompañaban a Julio César Romero y que, presuntamente –de acuerdo con la declaración de un remisero– habrían trabajado como “coperas” –según cataloga el expediente– en el boliche La Chicholina, ubicado en la ruta número 9 norte, kilómetro 748 (camino Los Molles). Incluso, el hotelero dice que le pidió a Romero los documentos de la joven –identificada por él como Peli– porque le parecía menor de edad y que él no se los entregó a pesar de su insistencia. No hay certezas sobre el paradero de Peli. Pero hubo sí una pista firme que la familia ni siquiera conocía.
En La Rioja, el ministro de Gobierno y Derechos Humanos, Alberto Paredes Urquiza, reconoció el viernes 12 de mayo de ese año: “Es muy probable que se trate de un caso de trata de blancas”. El diario provincial El Independiente también publicó que el funcionario aseguró: “La policía hace un despliegue permanente en todo el país tratando de dar con el paradero de Peli y no medimos esfuerzos para lograrlo”. Pero su familia piensa lo contrario. “Si les decimos que vayan a buscarla a Santiago del Estero porque tenemos una pista nos dicen en Tribunales que no tienen para el combustible, ni los viáticos. No sé cómo puede ser que no tengan fondos para movilizarse en los procedimientos. Tendrían que allanar todos los prostíbulos de todas las provincias porque a ella la vieron viva.”
Con información de Página/12