«Estamos conmocionados por este caso y nuestra respuesta es inequívoca», declaró el ministro de Salud polaco, Adam Niedzielski, quien calificó al caso de «inaceptable».
La adolescente tuvo que enfrentarse a la «objeción de conciencia» alegada por varios médicos en hospitales del este del país para evitar llevar a cabo el procedimiento, consignó la agencia AFP.
Finalmente, consiguió interrumpir su embarazo en Varsovia, con la ayuda del grupo de defensa de derechos de las mujeres, Federa.
El caso desencadenó una ola de indignación y llamamientos a suavizar las leyes abortistas de este país católico, entre las más estrictas de Europa, recordó la agencia.
Desde enero de 2021, Polonia «solo permite abortar en caso de agresión sexual o si la vida o salud de la mujer se encuentra en peligro», pero, incluso bajo estas condiciones, «es difícil reivindicar sus derechos» en este país miembro de la Unión Europea.
Tras el revuelo provocado por el caso, la oposición pidió modificar la ley.
«La cláusula de conciencia es una ley atroz e inhumana (…) y debería de ser eliminada», declaró la diputada de izquierda Katarzyna Kotula.
Según el defensor del Pueblo, Marcin Wiacek, el caso revela las deficiencias de la normativa porque los hospitales deberían haber informado a la niña sobre los centros dispuestos a practicar abortos.
Abortar es «prácticamente imposible» en Polonia desde que el Tribunal Constitucional declarara en 2020 que los abortos por malformación fetal eran «inconstitucionales», precisaron desde la agencia.
La adolescente, cuya identidad no fue revelada y presenta una deficiencia intelectual, «fue agredida sexualmente por su tío y no se dio cuenta de su embarazo hasta que su tía descubrió lo sucedido y trató de ayudarla para abortar», señalaron desde Federa.
«Ninguna palabra de repulso basta para nombrar semejante comportamiento (…) pero para