Se trata de Kristinn Hrafnsson, quien junto al el embajador de la plataforma, Joseph Farrellle, pidio a la Vicepresidenta que reclame por la libertad del periodista, programador y activista de Internet australiano que se encuentra encarcelado y con pedido de extradición a los Estados Unidos por presunto espionaje.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió este lunes a dos de los integrantes de WikiLeaks, quienes le pidieron que reclame por la libertad del periodista, programador y activista de Internet australiano Julian Assange, quien se encuentra encarcelado y con pedido de extradición a los Estados Unidos por presunto espionaje.
«Acabamos de tener una reunión con Cristina, quien nos dio todo su apoyo en la causa y ahora vamos a ir a ver al presidente Alberto Fernández para que su voz sea oída también», aseguró el editor general de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson.
El periodista describió al encuentro con la Vicepresidenta como «cálido y comprensivo» y señaló que Fernández de Kirchner «sigue el caso hace mucho y entiende perfectamente su esencia».
Hrafnsson formuló estos conceptos durante una conferencia de prensa que brindó en el Salón Provincias de la Cámara de Senadores de la Nación, acompañado por el embajador de WikiLeaks, Joseph Farrell.
En tanto, la Vicepresidenta publicó en su cuenta de Twitter: «Recibí hoy a Kristinn Hrafnsson, editor general, y a Joseph Farrell, embajador de WikiLeaks. Están realizando una gira latinoamericana para reclamar la libertad de Julian Assange». El texto fue acompañado por una foto de la reunión en el Senado.
Hrafnsson afirmó que Argentina era su tercer destino en América Latina, luego de entrevistarse con el presidente de Colombia, Gustavo Petro y con el mandatario electo de Brasil, Luiz Inazio «Lula» Da Silva.
«El caso contra Assange es la más grande amenaza a la libertad de prensa en el mundo. El tiempo se acaba».Kristinn Hrafnsson
La gira, según argumentaron los voceros del periodista, busca poner en el centro de la discusión el debate por la libertad de expresión y el derecho a la información en la región, así como hablar sobre las importantes acciones que los gobiernos pueden hacer para ayudar a Assange ante su inminente extradición a Estados Unidos.
«En estos encuentros hemos visto un apoyo absoluto», aseveró Hrafnsson y agregó que «esta es una venganza contra un individuo, un periodista premiado, por exponer los secretos oscuros del imperio».
«Quieren enviar el mensaje y arriesgar la seguridad de todos los periodistas en el mundo», añadió.
Hrafnsson enfatizó que estaba en «una misión importante: la de salvar la vida de mi amigo Julian Assange y la libertad de prensa en este mundo».
«El caso contra Assange es la más grande amenaza a la libertad de prensa en el mundo. El tiempo se acaba», insistió.
Además, advirtió que si el periodista de origen australiano, preso en Inglaterra y acusado de dos presuntos abusos sexuales en Suecia, así como de espionaje contra los Estados Unidos, es extraditado, «tiene menos posibilidades de un juicio justo y puede esperar una condena de hasta 165 años de prisión».
«Esta es una cuestión de vida y muerte. Julian es una víctima del ‘lawfare’ donde cada regla en los procedimientos legales fue rota», cuestionó Hrafnsson.
El defensor de Assange evaluó que «es hora de apelar a las fuerzas políticas para que alcen sus voces y le insten a (el presidente de los Estados Unidos, Joe) Biden para que cumpla con sus propios principios que prohíben demandar la extradición de un individuo basado en ofensas políticas».
«Assange está enjuiciado por ofensas políticas. A través del uso de la Ley de Espionaje, la administración de Biden está persiguiéndolo», subrayó.
Según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Assange ayudó a una analista de nombre Chelsea Manning (quien en 2013 fue condenada a 35 años de cárcel e indultada cuatro años después por el expresidente Barak Obama) a descifrar una contraseña necesaria para entrar en computadoras del departamento de Defensa conectadas a una red del gobierno de Estados Unidos utilizada para documentos y comunicaciones clasificadas.
De hecho, las autoridades estadounidenses argumentan que las acciones de Assange y Manning comprometieron la seguridad de Estados Unidos y pusieron en peligro la vida de sus soldados, agentes y colaboradores.
En cambio, tanto Assange como su portal, WikiLeaks, insisten en que se trata de un caso de libertad de expresión y que la filtración, en definitiva, ayudó a exponer crímenes de guerra.
Assange fundó en 2006 la plataforma WikiLeaks, que publica de forma anónima documentos sensibles de interés público. A partir de 2010, la plataforma publicó más de 700.000 documentos confidenciales sobre actividades militares y diplomáticas de Estados Unidos, especialmente en Irak y Afganistán.
Fuente: Télam